La Revista de Murcia Inspira

“La mejor forma de inspirarnos es ir a improvisar y crear a espacios abiertos, rodeadas de naturaleza”

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El dúo formado en 2016 por Sofía Ortigosa y Julia Torres del Río, dos violinistas que, tras compartir vivencias y aprendizaje en el conservatorio de música de Murcia, decidieron poner en común inquietudes creativas unificadas por lo clásico y lo experimental, construyen con sumo acierto la primera huella de lo que es, sin lugar a dudas, un ilusionante camino hacia la publicación el próximo otoño de su primer trabajo discográfico. Komorebi o la fascinación inevitable de lo distinto, la belleza constante de lo inesperado, lo hipnótico de lo imprevisible. La maravilla del tesoro recién hallado. Hablamos con ellas.

Komorebi significa ‘la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles’. Se trata de una definición que perfectamente podría resumir la misma esencia de las canciones, ¿no?

Pues no lo habíamos pensado nunca de esa forma, pero ahora que lo dices tiene sentido. Siempre hemos pensado que nuestra música suena muy a ‘bosque’, nuestras improvisaciones nos llevan siempre a melodías y a ritmos muy orgánicos, folclóricos y melancólicos que nos llevan irremediablemente a pensar en penumbras y luces, rituales profanos a los dioses del aire y del viento. Así que sí, Komorebi está inmerso en muchas de nuestras canciones.

¿Qué tenía ‘Deshiela’ para convertirse en la canción escogida de cara a presentar de una manera más oficial vuestro proyecto?

Varias razones. En primer lugar, era el tema que más concordaba con el verano, es el que está relacionado con el mar, y tiene un mensaje que invita al cambio, al empoderamiento, a la esperanza. Además, es el tema más directo, con más pegada, lo que se suele buscar en un single. Y también nos gustaba porque es muy completo: tiene momentos sosegados, otros de búsqueda, y un final más dinámico, más explosivo, donde el violín deja de lamentarse para tomar las riendas y cantar alto, poderoso. 

¿Hasta qué punto representa el disco que está por llegar?

Lo representa en el sentido de que están todos los elementos con los que vamos a seguir jugando en el resto de canciones: violines, voces, ukelele, loops, naturaleza y melodías. Aunque lo cierto es que en cada tema los utilizamos de forma muy distinta. Será un disco conceptual, y cada canción tiene su personalidad propia, por lo que habrá que escucharlo entero para captar las relaciones que hay entre todas ellas. 

La canción está producida por Antonio Navarro, ¿cómo definiríais el trabajo con él? La sensación es que se realizó una labor especialmente potente en lo que respecta al cuidado de los detalles. 

Lo definiríamos como maravilloso. Está siendo súper enriquecedor trabajar con él. Nos está ayudando un montón, dando muchísimas ideas, y tiene una visión de la música que no tenemos. Es como si la viéramos de frente, él la ve de lado, y busca, rellena y libera huecos que nosotras pasamos por alto. 

¿Cómo tratáis de establecer ese fabuloso diálogo entre la tradición y la experimentación que podemos encontrar en vuestra música?

No sabemos cómo lo hacemos. Bueno, en realidad la tradición es lo que hemos escuchado desde niñas, lo que hemos estudiado, el abono de nuestra tierra. Y a través de la experimentación le damos forma a esa tierra para expresar lo que queremos mediante elementos más novedosos para nosotras como la electrónica o los pedales de efectos. Así va saliendo la música.

¿De qué manera trabajáis con un elemento tan complejo como la fragilidad? Es decir, ¿tratáis de llegar hasta una forma musical lo más contundente posible desde la misma delicadeza? 

No hemos trabajado conscientemente con el concepto de la fragilidad. Es un hecho que los violines son frágiles, su sonido no es tan potente como el de una guitarra eléctrica, no podemos competir con una batería y con un bajo eléctrico. Pero sí que queremos expresar mensajes contundentes, por lo que a la fragilidad y delicadeza propias del violín a veces tenemos que añadirle más ingredientes para conseguirlo.

¿Qué es lo que más disfrutáis del estudio de grabación?

El sonido final, sí, y las risas que nos echamos de vez en cuando. Al ser nuestro primer disco estamos disfrutando y aprendiendo mucho de todo el proceso. Nunca nos habíamos enfrentado a un proyecto tan grande y personal y lo estamos haciendo despacio, apreciando cada momento, puliendo los detalles y viendo cómo se transforman los temas en el estudio. 

¿Creéis que cada canción es, en cierto modo, una nueva oportunidad para establecer diálogos entre los distintos instrumentos presentes?

Sí, tenemos muchas posibilidades y de momento no nos ha dado para repetir el mismo patrón. Aunque aún nos queda mucha música por hacer (risas).

¿De qué manera os marcó a nivel personal y artístico vuestro paso por el conservatorio de música de Murcia?

Muchísimos. Artísticamente nos dio la técnica y el conocimiento teórico para escuchar, tocar y componer. A nivel personal, pues imagínate. Es un sitio donde te pasas la mayoría de las tardes desde que tienes 7 años hasta los 18. Y un lugar además donde desde pequeño te pide un compromiso y una dedicación propios de una persona adulta. Te marca mucho: desde lo bueno (amor por la música) hasta lo malo (te exiges muchísimo, y nunca estás contento con el resultado). También conoces a mucha gente y aprendes herramientas para sobrevivir.

¿En qué aspectos hacéis mayor hincapié a la hora de dar forma a vuestro directo?

En que haya magia, una continuidad en la dinámica de los temas, que la gente se inspire, viaje a diferentes emociones y lugares, y se emocione. Y en cuanto a la parte más técnica, una de las cosas que más trabajamos son los pedales de loop, que de alguna forma son el mayor riesgo que asumimos en el directo.

¿Cómo recordáis vuestras primeras actuaciones? ¿Cuál fue la mayor lección que habéis aprendido en los escenarios a lo largo de estos últimos años? 

¡Con muchas risas! ¡En las primeras actuaciones casi no éramos capaces de levantar la vista de los pedales del lío que llevábamos! La mayor lección ha sido no hacer canciones donde haya cambios raros de compás a mitad, no probar a grabar loops antes del directo, y poner siempre buena cara aunque la estés cagando. La verdad es que con cada concierto se aprende.

¿De qué forma os inspira la naturaleza a la hora de construir vuestras canciones? ¿Cómo profundizáis desde la música con esos elementos más relacionados con el medioambiente y nuestro entorno? 

La mejor forma de inspirarnos es ir a improvisar y crear a espacios abiertos, rodeadas de naturaleza. Nos cuesta muchísimo crear encerradas en un local. Pero nos vamos un par de días al pueblo, a la playa, al monte, y volvemos con mil ideas. Además, nos gusta hacer canciones basadas en conceptos, normalmente relacionados con la naturaleza. ‘Deshiela’ por ejemplo está basada en el agua: en su capacidad de cambio, en su fragilidad, y en su poder de limpieza y de destrucción.

En ese sentido, ¿qué opinión tenéis del cambio climático? ¿Hasta qué punto estáis concienciadas con él?  

Es lo que nos merecemos por el modo de vida que llevamos y por el consumismo desorbitado. Creemos que por suerte desapareceremos de la Tierra antes de destruirla del todo, y la vida seguirá sin nosotros. Pero, hasta entonces, tenemos que dar un frenazo y plantearnos los residuos que genera cada cosa que hacemos. 

¿Consideráis que la cultura debería apostar de una manera más firme a la hora de concienciar a la sociedad sobre este tipo de problemáticas?

Por supuesto. ¡El mundo se muere y nosotros callados! Cuantas más voces haya, mejor llegará el mensaje. 

Para tratar de definir una propuesta artística, ¿creéis que hay una etiqueta mejor que la ausencia de referencias? Lo especial de lo único. 

Creemos que hay cosas difíciles de explicar con pocas palabras. Al final lo que hacemos es lo que somos y también mola cuando no hay etiquetas y no sabes lo que te vas a encontrar. 

A pesar de contar con una escena tan potente y variada, resulta casi imposible encontrar en el panorama cultural murciano una propuesta como la vuestra. ¿Qué creéis que aporta Komorebi a la escena musical de la Región? 

Luz, delicadeza, leyendas, magia, poder, frescura y la chispa de la vida.

Imágenes cedidas por las artistas.


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