La fotografía de autor tiene un lugar en Murcia – Leafhopper

Quizás nos encontremos ante una serie eto-poética subversiva de quienes llevan a cabo prácticas radicales de sí mismos, que confrontan no solo esquemas morales y éticos, sino también los de las instituciones médicas, de quienes llevan en toda la disposición del cuerpo las huellas de su deseo, de quienes exhortando una supuesta virtud, de quienes con su exaltación del extremo confrontan a quienes siempre están dispuestos a atacar el pudor de los demás.

Adicción es un término que casi de inmediato remite a lo patológico, lo que paradójicamente se convierte en síntoma de (nuestra) sociedad contemporánea en la que todo tiende a ser patologizable. Adicción suele ir de la mano de la falta de voluntad, esas personas débiles de espíritu que sirven a otras como referencia para autolegitimarse en su saber moral.

Siempre se habla de la definición médica, pero casi nunca se presta atención a la etimología de la palabra, y quizás, precisamente por eso, cuando ésta es utilizada para denominar cae como una losa sobre seres desdoblados existencialmente. Esta serie de imágenes sin principio ni fin presenta esta dualidad (o más bien nebulosa) en donde los individuos pueden entenderse a la vez como seres subversivos o como víctimas de la falta de conexión emocional, la deriva, el individualismo, la dislocación global o el consumismo.

En los comienzos de la vida, los seres unicelulares vivían (en palabras de Carlos López Otín) en el gran aburrimiento cósmico de la vida infinita. La vida tal y como la conocemos empezó cuando los seres unicelulares decidieron aliarse y pasar a ser seres pluricelulares. Sin embargo, esta asociación  supuso a la vez enfermedad y muerte. Asumir el final o la muerte, el hecho de que todo lo que conocemos y todo lo que está en la Naturaleza desaparecerá es una de las grandes luchas ancestrales. Religión, amor, tribu o familia se presentan como inventos humanos para dar sentido a una colectividad inventada que nos ayude asumir este “existir para morir”.

Quizás olvidarse a través del deseo ha sido algo inherente al ser humano y los animales a lo largo de la historia y estos inventos emocionales, químicos, parte de la realidad o no, son instrumentos adaptativos al medio. Tomando la adicción como adaptación al medio y como subversión del mismo, Leafhopper plantea en It’s a Wonderful Life una vida ‘maravillosa’ que puede parecer truncada y llena de dolor, individualismo o aislamiento. Pero en última instancia, puede entenderse también como una lucha por la supervivencia.

Desde febrero de 2015, Leafhopper ha estado estudiando, investigando, fotografiando, entrevistando y desarrollando este proyecto en un viaje sin fin que les ha llevado a China, Indonesia, Malasia, Filipinas, Japón, Estados Unidos, Finlandia, España, Portugal y Méjico.

Leafhopper Project – David Simón Martret / Blanca Galindo

David Simón Martret estudió filosofía en la UB y fotografía en el IEFC. Blanca Galindo estudió audiovisuales en la UAB y University of California SB, y complementa estudios de fotografía en IDEP y la Beca Invernadero de Cienojos. Desde 2012 trabajan con autoría compartida como Leafhopper y viven entre Barcelona y Kuala Lumpur, alternando encargos comerciales y proyectos personales. Su trabajo explora la adaptación al medio del ser humano, globalización, multiculturalidad, género, clase y autorepresentación.

Con un estilo ecléctico y jugando con los géneros, Leafhopper se caracteriza por la curiosidad con la que mira al mundo que le rodea. Dedican especial atención a la gestación de identidad y plasman además sus preocupaciones sociales en artículos para medios como VICE, Playground, Yorokobu, El País, YET,  Huck Magazine o Fisheye Magazine. Su trabajo se ha mostrado en diferentes festivales  y plataformas en Europa y Asia como Encontros da Imagem, PhotoIreland, Obscura Photofestival, Visa pour l’image, PhotoEspaña, Cortona on the Move, RPF, Humble Arts Foundation, Dong Gang, Scan, Saisho o Art Photo Barcelona.

It’s a Wonderful Life

A continuación, os dejamos con algunas páginas del libro It’s a Wonderful Life, que podéis conseguir en este enlace.