La Revista de Murcia Inspira

“Lo que más me inspira para crear es la propia creación. Es una sensación como de estar viviendo en un poema”

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Parafraseando al escritor portugués Fernando Pessoa “Somos como habitaciones con innumerables espejos fantásticos que distorsionan nuestra realidad, pues somos múltiples”. Qué te parece si nos adentramos en tu habitación y nos revelas algunos de esos reflejos sobre la persona detrás de la artista Francisca Pageo.

Es difícil hablar de uno mismo. Los artistas hablamos mejor de nosotros mismos a través de nuestras obras. Me considero una persona muy curiosa, siempre lo he sido. Creo que es la base de donde surge todo respecto a mí, todo lo que busco de las cosas. Estoy siempre en la continua pregunta y la continua búsqueda de la respuesta. Siempre estoy maquinando, buscando respuestas y, a veces, lo que uno encuentra son más preguntas. Si me definiese, creo que lo haría como una pregunta infinita. Y no podría separar a la persona de la artista, para mí está intrínsecamente unido.

Tu periplo vital es fiel reflejo de tu evolución profesional. Una vida a pespunte con tus pasiones alrededor de la cultura.

Sinceramente, me interesa todo alrededor de la cultura. Por ejemplo, el teatro se ha convertido en algo fundamental en mi vida. Al igual que el arte, la literatura y el cine. Además, mis círculos personales son consustanciales a lo cultural, como es el caso de mis compañeros de la Revista Detour sobre cine, literatura y arte, una de las publicaciones de referencia cultural a nivel nacional, que me llevó desde mi Molina natal a residir en Valencia.

Me viene a la cabeza aquella afirmación del destacado escritor valenciano Blasco Ibáñez, que decía “sentir la necesidad de crear novelas, tan imperiosamente como necesitaba comer y beber”. Algo parecido podríamos decir de ti, que no hay distinción entre tu trabajo y tu pasión.

Así es, para mí es una necesidad. Creo que para las personas que se dedican al arte es una necesidad interna, no podríamos hacer otra cosa, es algo que nos nace. Es una forma de expresión y comunicación con el mundo.

Tu trabajo se ha nutrido de técnicas artísticas como la fotografía, el vídeo, el collage e incluso lo textil. Pero es el collage tu forma predilecta de expresión creativa. Como dice Esther Díaz, “Las obras de nuestro tiempo pegotean estilos, copian otras obras o fragmentos de otras obras, traspasan los límites de los géneros clásicos; aglutinan, expanden espacios y aceptan tiempos múltiples.” ¿Es esta reflexión reflejo de tu trabajo?

Sí y no. Te explico. Sí porque somos hijos de nuestro tiempo y recogemos la herencia anterior. Pero también creo que un artista lo que debe expresar al exterior es su propia voz, y que ésta no está dentro de ese ámbito, sino que es algo más intrínseco a la psicología del propio ser humano. Creo que esencialmente es la propia voz lo que tiene que tomar protagonismo.

¿Qué encuentras en el collage que no te aportan otras técnicas artísticas?

Lo que más me aporta es magia. Nunca trabajo con una idea preconcebida, sino que trato de que el mensaje propio de la obra se cree mientras estoy elaborándola. Para mi trabajo profesional sí trabajo en torno a conceptos. Pero para el personal, no puedo pensar en un tema o concepto y luego traspasarlo. Mi forma de trabajar es sobre la marcha. Y el relato o mensaje de la obra, está tras su realización. Lo bueno que tiene el collage es que es muy sugerente y cada persona saca su propia interpretación. Experimentar una sensación del misterio, de lo que no sabemos ver, de lo que está ahí pero es invisible y hay que penetrar muy hondo. Va por ahí lo que yo realmente quiero plasmar con el collage.

¿Con qué otros procesos artísticos te gustaría experimentar?

También hago fotografía, no muy a menudo, pero sí de vez en cuando porque es como un impulso, me llama. Entonces me dedico a ello y puedo estar dedicada una semana entera sólo a la fotografía, y es tan intensa y lo vivo tanto, que disfruto muchísimo del proceso y el resultado.

Pero realmente, lo que más me gustaría realizar es escenografía de teatro. Cuando disfruto una obra de teatro, es la escenografía casi lo que más me inspira, más que los personajes, la trama, la puesta en escena… la escenografía para mí es el punto clave de la obra. Me encantaría experimentar con ello.

Las imágenes de tus trabajos reflejan fantasía, mundos de ensueño, naturaleza, misterio, belleza… son como pequeños relatos visuales que nos hacen soñar. ¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración?

Mi mundo interior. Porque bebo mucho de las cosas que siento en cada momento, por eso mi trabajo es muy intuitivo. Lo que más me inspira para crear es la propia creación. Lo que hay justo detrás antes crear. Es una sensación como de estar viviendo en un poema. En una sensación única en la que estoy en unión con todo lo que me rodea.

En tus primeros años de creación, comenzaste con el proceso de collage puramente manual, de corta y pega, y ahora sólo trabajas el montaje digital. En relación al dilema posmoderno entre obra original, reproducción y copia, aparentemente ambos procesos son contrapuestos. ¿Cómo tratas esta dicotomía en tu obra?

No la trato. Para mí son válidos ambos. Son diferentes tanto en su proceso, como en la elaboración y el producto. No reniego del collage analógico aunque es muy limitado, el digital en cambio me aporta una infinidad de opciones. Digamos que con el collage analógico todo es muchísimo más lento, la elaboración de imágenes se torna más pausada, y con el proceso digital me siento más avispada, más elocuente, más espontánea. Creo que la obra original siempre yace sobre el fondo de la creación más que en el formato que le podamos dar. Veo la esencia del arte en los dos casos, aunque pareciera que se infravalore más el hecho de que una obra tenga una multiplicidad de copias; pero yo no lo veo así, para mí es tan válida una cosa como la otra y no le resta valor.

Vivimos una época en que la imagen lo es todo. Desde la necesaria presencia en redes sociales, al protagonismo que la estética tiene en multitud de manifestaciones diarias. Buen ejemplo de ello es tu perfil en la red social Instagram @uncorazoneninvierno, donde se muestra tu pasión por los libros tanto por su contenido, como por su diseño. Actualmente son la base de una línea profesional importante en tu trabajo, ¿Cómo llegas a trabajar ilustrando portadas para editoriales como Penguin Books, La Bella Varsovia, etc.?

Para mí la portada de un libro también es un placer estético, pues es lo primero con lo que tenemos contacto, nos entra por los ojos. Creo necesario que la portada del libro sea buena, por lo que creo fundamental cuidar su diseño y maquetación.

De un tiempo a esta parte, las editoriales han contactado conmigo para realizar trabajos para ellas. Por ejemplo, Elena Medel, de La Bella Varsovia, me encargó un collage hace unos 3 años para la portada de Dreno de Matías Miguel Clemente, desde ese momento, trabajo con la editorial con continuidad en la realización de portadas. De hecho, va a sacar una nueva colección sobre autoras históricas olvidadas cuyas portadas voy a ilustrar. Por otro lado, ciertos autores a los que les gusta mi trabajo, han contactado conmigo para trabajar juntos, como es el caso del conocido dramaturgo Alberto Conejero y su obra Los días de la nieve.

Un deseo en lo profesional para 2019.

Viajar más y poder trabajar realizando cartelería de teatro o fotografía escénica.

Cuando hablamos de realizar esta conversación, creíste fundamental realizarla en una librería. ¿Qué es para ti un libro y qué significa la literatura como una de las grandes artes?

Muchísimas cosas. Primeramente lo que busco es un reconocimiento en el libro. Si no lo encuentro, no me interesa tanto su lectura. Tanto si son protagonistas de una novela, o en la ficción si están hablando de un tema que a mí me bulle por dentro. Lo que más me interesa de un libro, es que al terminarlo me pregunte: ¿qué he estado leyendo? ¿Para qué me ha servido esta lectura? La reflexión posterior. De eso saco muchos interrogantes sobre mí misma porque me hace ver en el libro cosas que yo de otra forma no podría haber visto. Un libro es como un psicólogo, hace adentrarse en uno mismo, en la sociedad, cuestionárselo todo.



Fotos: Fran Bécares.


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Míriam Huéscar

Soy Míriam Huéscar (Murcia, 1989), licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Murcia. Mi formación académica también incluye un máster en Bellas Artes y uno en Gestión Cultural. Trabajo como gestora cultural por vocación, y desarrollo mi acción profesional llevando a cabo proyectos creativos en el ámbito del arte y la cultura para numerosas instituciones y empresas, así como consultora asesorando a artistas y fundaciones de arte.

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