Para presentar Foodtopía, el profesor de Humanidades Ambientales de la Universidad de Ohio y especialista en decrecimiento Luis Ignacio Prádanos afirma que “es una excepción que está transformando la cultura alimentaria de algunos barrios de la ciudad de Murcia, al tiempo que muestra un camino hacia una cultura culinaria contra-hegemónica, socialmente deseable, económica y ecológicamente sostenible”. De primeras, esta afirmación podría parecer casi utópica pero, cuando uno se acerca a cualquiera de los doce locales que Foodtopía tiene en Murcia, puede ver, oler y escuchar ese inicio de cambio.
Y, ¿por qué empezar el cambio por la alimentación?
Como Foodtopía recoge en su informe 1000W, nuestra forma actual de alimentarnos consume más de un tercio de la totalidad de la energía gastada en el mundo. Además, deslocaliza enormes sumas de valor añadido a través de la globalización, inunda de plástico los océanos, consume el 70% del agua dulce del planeta y genera en las familias un gasto sanitario inducido mensual superior al gasto real en comida al mes.
Por todo lo anterior, Foodtopía busca volver a la llamada ‘sociedad de los 1000 vatios’, muy alejada de la actual, en la que el consumo de energía per cápita es de 4000 W. Así, se generaría un “entorno energético que permite cubrir las necesidades del individuo, para vivir una vida de un elevado estándar, sin derroches”. En definitiva, una sociedad que rechace la quema de combustibles fósiles. “En la sociedad de 1000W”, reza el informe, “el individuo dedica su vida al desarrollo de la comunidad y a su propio desarrollo (…) y trabaja en actividades de bajo consumo energético”.
No es de extrañar que, allá por 2017, Cristina Cañavate se maravillara con este proyecto.
Estuve fuera de España una época y, cuando volví, empecé a escuchar hablar sobre Foodtopía. Veía cosas por redes sociales sobre un lugar con comida ecológica, hecha de forma sostenible y pensando en el medio ambiente. Por aquella época yo había empezado el desarrollo de un proyecto de concienciación medioambiental sobre ‘residuo cero’, así que un día fui a visitar el local Foodtopía del Parque Científico de Espinardo, donde estaba el co-working al que yo acudía, y empecé a frecuentar el local de forma habitual.
(Nota de la redactora: Hablamos con ella en su local de Santa María de Gracia, desde donde ha empezado a cambiar la alimentación y la concienciación medioambiental de los vecinos).
¿Qué te gustó de Foodtopía cuando lo conociste?
Miraba alrededor y me llamaba la atención la manera tan gráfica en la que todo representado y planteado, los mensajes sobre el consumo de energía y la sociedad del petróleo, cómo te explicaban la reducción energética y de huella de carbono que supone comer en Foodtopía… Empecé a sentir ese feeling por el proyecto, sobre todo porque que podías llevar tu propio envase y evitar el usar y tirar. También me gustó el ambiente y, por supuesto, el sabor y la calidad de la comida de cercanía.
Uno de sus fundadores, Jesús Pagán, hacía una gran labor de concienciación en ese primer local del Parque Científico, contando a la gente que pasaba por allí cómo había surgido el proyecto, su filosofía…
Sí. Cuando frecuentabas Foodtopía, sobre todo en aquella época, te encontrabas a un señor que se acercaba a tu mesa y te preguntaba cómo estaba la comida, y empezabas a hablar con él y no parabas, sobre todo cuando esa filosofía casa con la tuya. Jesús consigue que te des cuenta de que no estás en cualquier sitio, de que no son mensajes vacíos, sino que a través de la comida, algo que consumimos todos los días, podemos ayudar al medio ambiente.
Así, te dabas cuenta del coste comparativo entre comer en Foodtopía y comer en casa. Además de ayudar al medio ambiente, comer más sano y economizas. Al cocinar en casa consumes tiempo y dinero que reduces al ir a Foodtopía no solo por la compra del supermercado, sino por la energía que consumes al cocinar. La cocina es el espacio del hogar donde más energía se consume por el frigorífico, la vitrocerámica, el microondas, etc. Las personas que deciden comer con Foodtopía reducen 1,8 litros su consumo de petróleo al día. Y no olvidemos que todo lo que hacemos consume energía, desde la fabricación de esta mesa en la que estamos ahora.
Y, ¿cómo se consigue esa reducción de energía comiendo con Foodtopía?
De múltiples maneras. Para empezar, la materia prima es de cercanía, y se intenta que sea ecológica en la medida de lo posible. Pero siempre prima la cercanía. No tiene mucho sentido traer un producto ecológico desde Alemania, por ejemplo.
Después, para convertir esta materia prima en platos de comida, se utiliza una especie de robot de cocina gigante que diseñaron los fundadores de Foodtopía, Jesús Pagán y Norberto Navarro, creada para que se genere el mayor número de platos de comida con el consumo de energía más bajo posible.
Otro factor fundamental es la forma en la que la comida llega a las tiendas desde la cocina central. Aunque se lleva en camión frigorífico y conlleva consumo de petróleo, la huella de este consumo es mucho menor que si hubiese cocina en cada local de Foodtopía.
Además, se promueve que la gente utilice su propio envase, no uno de usar y tirar. También pedimos a los proveedores que no traigan la materia prima en envoltorios de plástico, sino lo más desnuda posible.
Vosotros mismos, en las tiendas, también reutilizáis…
Sí. La comida llega a los locales en bandejas reutilizables. Una vez agotadas las raciones, esas bandejas se friegan y vuelven a ser utilizadas, por lo que la reutilización no solo se fomenta en los clientes, sino que nosotros también la llevamos a cabo.
Además, las tiendas dependen de energía solar y la basura que se generamos es prácticamente cero. Al día sacamos bolsas de basura muy pequeñas y nosotros mismos evitamos consumir plástico. Es una cuestión de fuerza mayor, si todos pedimos que no se empleen plásticos para embalar, las empresas se darán cuenta y buscarán alternativas.
Habéis hecho un gran trabajo concienciando respecto a la limitación de los envases. ¿Habéis notado un cambio entre los clientes en este sentido?
Hay de todo, incluso gente que viene siempre y sigue pidiendo su comida en envase compostable por mucho que le intentemos concienciar. No queremos ser unos pesados ni obligar a nadie a traer su envase. Pero sí que hay otras personas que incluso se sienten culpables si se les olvida traer su envase de casa, así que algo estamos haciendo bien. Y se van con la idea no solo de que no solo pueden traerlo aquí, sino que lo llevan incluso al supermercado para la carnicería o la pescadería. Hemos animado a la gente a hacerlo en cualquier sitio al que vayan.
¿Cuál ha sido tu trayectoria en el proyecto, desde esos primeros días comiendo en el Parque Científico hasta ahora?
Cuando me encontraba con Jesús Pagán, siempre acabábamos hablando de lo mal que esta el mundo, de la contaminación, las soluciones… Al final, con la expansión de Foodtopía y cuando desarrollaron la cocina central y se abrió la primera tienda en la ciudad de Murcia, en el barrio de El Carmen, necesitaban a gente para desarrollar el marketing. Yo insistí mucho, siempre le decía “¡a ver cuándo me contratas!”, y finalmente me ofreció la posibilidad de trabajar con ellos. Yo no podía trabajar para nadie que no fuera una empresa como Foodtopía, por todos los valores que compartimos. Después de más de un año, decidí abrir mi propia tienda, porque pensé que iba a llegar a más gente siendo yo la que estuviese en contacto día a día con las personas que si estaba en esa ‘burbuja’ de la empresa central.
¿Y lo has conseguido? ¿Te sientes más involucrada ahora?
Es diferente. Al final, en el día a día esa comunicación agota más que si estás desde una red social o en conferencias o charlas. Hablar todo el día con cientos de personas que entran a la tiendas es más agotador, pero sí es verdad que ves más el cambio en las personas.
¿Sí? ¿Les ves más sanos, más respetuosos con el medio ambiente?
Lo veo no solo en cuanto a que cambian el chip porque empiezan a concienciarse sobre el colapso sistémico al que nos enfrentamos, sino que también se encuentran más saludables, nos comentan que adelgazan, que las analíticas de diabetes les salen mejor… escuchamos de todo. Entonces no es solo concienciación medioambiental, sino que se les ve más sonrientes, con las mejillas sonrosadas… yo les digo “madre mía, ¡se os ve más sanos desde que venís!”.
Claro, porque no es solo la basura que generamos, sino el gasto sanitario de la mala alimentación, ¿verdad?
La basura es la punta del iceberg de todos los problemas que existen en la sociedad. Un estudio realizado por Foodtopía lo deja claro. En España, por cada 1000 euros que una familia de 4 miembros gastas en alimentos al mes, 500 euros son basura. El envoltorio, los envases, cartones… no son gratuitos. Solo 220 euros son el alimento, que además suelen ser alimentos procesados o ultra-procesados con colorantes, conservantes, aditivos… al final, nutricionalmente ese alimento es muy pobre.
Y es irónico que un alimento que puedes tardar una semana en consumir esté envuelto en algo que dura siglos en desaparecer y genera contaminación derivada de los vertederos, terminan en el mar, contaminan el aire por las emisiones tóxicas de las incineradoras…. Solo el 30% de los plásticos en España se reciclan y los de mejor calidad solo se pueden reciclar solo 7 u 8 veces.
Y 280 euros corresponden al gasto sanitario inducido, porque cuando comemos estos alimentos ultraprocesados diariamente, nos sentimos enfermos. El 60% de las patologías sanitarias vienen de lo que comemos, y cuando estás metiéndole cosas a la comida que hacen que tenga de todo, menos nutrientes, estas son las consecuencias. Para paliar esas patologías sanitarias, recurrimos al medicamento, al tratamiento…
Entonces, ¿no hace falta pagar más para comer mejor y estar más sano? Porque tenemos la sensación de que las personas que comen ecológico tienen más poder adquisitivo.
Es cuestión de buscarse las castañas. En Foodtopía es muy fácil. Con el bono climático, por ejemplo, pagas 20 euros y tienes dos platos de comida de lunes a viernes. Cuando vas al supermercado, no dejas de gastar menos de 30 euros para una persona, y luego tienes que cocinar, invertir tiempo, la preocupación que te supone, la luz… así que Foodtopía es un valor añadido en tiempo, en energía y en salud, y mucha gente que viene ya ha dejado de cocinar en casa.
¿Hay mucho I+D detrás de cada plato?
En Foodtopía se generan nuevas recetas continuamente, para no cansar a la gente que consume diariamente con nosotros. Pero, más que eso, siempre intentan innovar en materia de conseguir el producto más completo nutricionalmente. A raíz de eso surgió el bono climático. Por 20 euros semanales, tienen 2 platos de lunes a viernes con un aporte nutricional lo más completo posible.
También intentáis reducir el consumo de carne.
Sí, solo hay un plato de carne al día, excepto los miércoles verdes en los que no hay ninguno. Intentamos esa reducción de consumo cárnico no solo porque es la industria más contaminante, sino también por la empatía hacia el sufrimiento animal.
¿Por qué decidiste establecerte en este barrio?
Cuando decidí montar un local Foodtopía, estuve mirando y mi preferencia inicial fue el barrio de Santa Eulalia, porque es conocido como uno de los barrios más eco-friendly de Murcia. Un día, paseando por Santa María de Gracia, pasé por delante del local, que estaba en alquiler y se llamaba algo así como ‘Con dos tacones’. Hablé con el casero, me dio muy buen feeling, me gustó la localización y nada más pararme ante la puerta tuve la sensación de que sería el sitio ideal.
Y ¿cómo te va? ¿Es rentable cambiar la alimentación de un barrio?
Este tipo de negocio no es para hacerse rico, pero no llevamos ni un año y de momento es rentable, porque tengo un sueldo con el que puedo vivir y además puedo ayudar a la gente a que coma sano, sostenible y rico.
Mi padre siempre dice que él, de pequeño, comía ecológico porque era lo que salía de la tierra, lo que tenían cada temporada. ¿Crees que es más fácil para las generaciones mayores la reutilización de envases, por ejemplo? Porque nosotros nos hemos criado con el consumo rápido y el usar y tirar, pero ellos no…
Hay gente mayo súper eco-friendly y a otros les da igual, pero puede ser que sí que la gente mayor le encuentre más sentido a traer el envase, y también hay mucha gente que lo hace más por economía, por ahorro, porque la mentalidad de nuestros mayores es más ahorrativa. También encuentro diferencia en que las mujeres están más concienciadas que los hombres, de hecho las analíticas de las redes sociales tanto de Foodtopía en general como de mi tienda, un 70% más o menos de la gente activa son mujeres. Me encantaría que fueran partes iguales, pero es verdad que en este campo las mujeres muestran más sensibilidad.
Tú misma comenzaste a llevar un estilo de vida cero residuos hace un tiempo. ¿También intentas inculcar esta filosofía a tus clientes? ¿Les cuentas tu historia?
Ni lo mantengo al margen ni se lo cuento a todo el mundo. Si surge, sí que les cuento que solo visito el contenedor una vez al mes para llevar lo que se recicla, y una vez a la semana para la materia orgánica. Sí que lo comento con la gente que veo más afín o más activa a la hora de escuchar las historias, pero también hay gente que no tiene tiempo para escucharlo mientras compra la comida. Tampoco es algo que tenga por bandera comunicar, eso lo llevo por otro camino.
Y ¿cuál es ese otro camino? ¿Qué más haces además de llevar tu local?
Formo parte de la Asociación Residuo Cero de la Región de Murcia desde hace más o menos un año. Nos conocimos a través del grupo Zero Waste Región de Murcia que creé en Facebook. Me pensaba que estaba sola en Murcia, pero poco a poco se fue sumando más gente y a raíz de las quedadas surgió hacer una asociación. En nuestro día a día, ya habíamos llegado a un tope en la generación de residuos y sentíamos que por nuestra parte no podíamos hacer más, pero sí juntos, para concienciar a la gente. Hemos hecho charlas en colegios, universidades… recogidas de residuos, nos hemos reunido con la anterior presidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver… Incluso hemos hecho recogidas de residuos en playas en verano. Hemos pasado de idear nosotros las actividades a que nos llamen.
¿Cuál es el plato estrella de Foodtopía?
Si tuviera que elegir, diría que, como primero, un salmorejo de remolacha. De segundo, una olla gitana y, de postre, una tarta de zanahoria.
¿Qué opinas de Greta Thunberg?
Es una crac, una puta ama (risas). Me parece muy fuerte que lo que llevan los científicos diciendo durante años haya tenido que ser escuchado en voz de una niña. Quizá el mundo lo estaba pidiendo, el hecho de que este movimiento lo representara una persona con un futuro que no podrá disfrutar, por ejemplo, de un aire respirable en las ciudades. Creo que Greta es necesaria, aunque esté muy en entredicho. Muchos dicen que se están aprovechando de ella, que es una imagen… pero, si se están aprovechando, más vale que sea para cambiar conciencias de forma positiva.
Fotos: Fran Bécares
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