La Revista de Murcia Inspira

“Más que soñar con lugares lejanos a los que no voy a ir, creo que es mejor intentar mejorar las cosas que hay a mi alrededor”

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¿Quién o qué te llevó al mundo de la fotografía? ¿De dónde vienes?

A la fotografía, y en mi experiencia, se llega por casualidad. Siempre me ha interesado la fotografía por aquello de que hay una cámara en casa, pero nunca he tenido vocación de fotógrafo ni me ha parecido algo a lo que yo me pudiera dedicar. Llegué de rebote y por caminos secundarios como mucha gente (ríe). Siempre digo que la fotografía es como un refugio de almas perdidas, es una especie de imán que atrae a la gente que no sabe qué hacer con su vida, por lo menos ese fue mi caso.

Empecé a estudiar en Murcia un Grado de Imagen, pensando de manera completamente ingenua que tenía algo que ver con el cine o con el vídeo, y sí que tenía un poco que ver con el vídeo, pero sobre todo en esos tiempos estaba muy relacionado con la fotografía.

De no haberme planteado nada de eso pasé repentinamente a descubrir una herramienta que, me parecía intuir, servía para hablar de muchas cosas. Creo que lo que mas me costó fue darme cuenta de qué quería decir yo con ella, pero su potencial me fascinó desde el principio.

¿Y crees que has llegado a saber qué querías decir con la fotografía?

No, de hecho, creo que cada vez estoy más lejos (ríe). Al principio, tenía un montón de impulso y ganas de experimentar. Como no conoces prácticamente nada, tampoco tienes la sensación de que haya límites. Luego vas recopilando más información y viendo cosas y creo que puede llegar el punto de que toda esa marea de datos e imágenes te paralice un poco. Como hay ya tantas maneras de mirar y tantas cosas que tener en cuenta cuando miras… ¿A quién va a importarle mi mirada?

Hay que informarse y reflexionar, pero no perdiendo de vista la energía e ilusión del comienzo, por inmadura o alocada que fuese. Creo que es preferible a la parálisis creativa por exceso de información o por intentar ser cosas que en realidad no eres. Personalmente es un equilibrio difícil, pero espero ir avanzando por ese camino.

Aunque tú sí has cogido un camino…

Sí, aunque llevo un tiempo bastante inactivo, pero siempre hago cosas en torno a la fotografía, aunque no sea directamente mis fotos.

A raíz de lo que comentas cabe decir que es un poco difícil estar de los dos lados, ser gestor cultural y ser fotógrafo a la vez…

Es muy difícil porque son dos actividades que exigen una actitud completamente diferente, si intentas desarrollar trabajo personal la clave es profundizar mucho en tus ideas, en tu manera de ver el mundo, mientras que la gestión te obliga a tener una visión más amplia y a aceptar muchas maneras diferentes de ver el mundo. Creo que son dos actividades que no son incompatibles, pero que es difícil que convivan las dos a la vez con la misma intensidad. La gente que conozco que logra hacer las dos cosas, suele ser que lo van alternando, tienen una época más de gestión, un tiempo que dedican más a su creación personal, pero las dos cosas a la vez ya te digo… es que son como dos posiciones muy diferentes y el cerebro no se puede estirar tanto.

¿Cómo dirías que la fotografía influye en el mundo?

Es una pregunta engañosamente simple, pero a la vez complicada. Creo que la fotografía es extremadamente relevante hoy en día, la usamos de un montón de maneras sin darnos cuenta. En muchos casos ha sustituido a la palabra escrita como medio de comunicación, o sea los memes, los emojis… todas esas cosas en realidad casi que son como un lenguaje propio, no sé si eso es bueno o es malo, pero sucede. También, a la vez creo que está creciendo nuestro uso de las imágenes, pero no crece a la vez la reflexión sobre ellas. A menudo, no en plan conspiranoico, se nos intenta hacer creer cosas mediante las imágenes que al no estar acostumbrados a mirarlas de una manera crítica es más fácil que nos la cuelen. Todo ahora mismo transcurre con tal velocidad que no nos paramos a analizarlas. Por ejemplo, te pones en Instagram y es un círculo sin fin, no puedes pararte a ver una imagen. No digo que fuera mejor antes cuando había un acceso muy limitado, pero sí que es cierto que ahora hay tal sobreabundancia que yo creo que tenemos una relación continua, pero más superficial con las imágenes.

A la misma vez con las imágenes se pueden contar muchas cosas sobre la realidad y es una cuestión de tempo, de pararse un poco e intentar pensar tú en tu relación con tus imágenes y si las lanzas al mundo habrá, con suerte, alguien que recibirá ese mensaje y lo hará suyo. No es sencillo que se produzca esa conexión, pero cuando pasa es muy gratificante.

Claro, pensando en la imagen y la fotografía de una manera menos genérica, desde el mundo del concepto, de la idea, del artista, quizás sí que creo que podría influir en el mundo de diferentes maneras…

Sí, pero incluso también en las imágenes de prensa o documentales. Al vivir rodeados de tantas imágenes podemos llegar a caer en la tentación de pensar que lo hemos visto todo, que lo sabemos todo.

La fotografía sigue teniendo el papel de enseñarnos cosas que no sabíamos y no solo como herramienta de denuncia sino informativa, no todo tiene que ser siempre cosas negativas de cosas terribles que pasan en la otra punta del mundo, también habla mucho de la realidad, el mostrar cosas buenas o malas que pasan cerca de ti. Todavía sigue siendo una herramienta muy poderosa, es sencilla y la hace todo el mundo, estamos acostumbrados a leerlas, quizás no de una forma muy detenida o más profunda, pero la entendemos de un vistazo. La fotografía es una herramienta muy versátil, peligrosa, pero poderosa.

¿Por qué es necesaria la fotografía?

La fotografía es muy democrática, es una actividad que requiere un cierto componente tecnológico que anteriormente podría parecer una barrera, pero ahora está al alcance de cualquiera. No conozco las estadísticas, pero es muy probable que haya muchos más móviles capaces de hacer fotos en el planeta que personas, por lo que casi todo el mundo tiene en su bolsillo una herramienta capaz de producir imágenes.

Lo que miras, lo que me enseñas para que yo vea, tiene tanto que ver con el mundo exterior como con tu interior. Aunque muchas veces no nos demos cuenta.

¿Cuál es el estado del tejido cultural murciano en relación a la fotografía?

No soy un experto en todo lo que ha sucedido anteriormente, aunque sé que ha habido muchos movimientos a partir de los años 80 con nombres que todavía continúan como Paco Salinas, Díaz Burgos, María Manzanera, Ángel Fernández Saura…. A pesar de haber sido un momento en el que tuvo que ser difícil abrir el camino, lo consiguieron.

Tengo la sensación de que estamos en una situación similar, hay un caldo de cultivo, aunque, no sé si llega a culminarse. Hay interés, hay practicantes, pero lo que no hay son muchas posibilidades de ver su trabajo. Desde los centros públicos difícilmente apuestan por los artistas noveles, aunque es de entender, creo que debería ser parte de su labor dar un empujón a los artistas en su momento más crucial. ¿Si no se les da cuando empiezan, cuándo se lo van a dar? Cuando sean famosos no tiene ningún mérito.

Hay gente que empieza con ideas muy potentes y mucha fuerza, pero se desaniman en cierto modo ante la falta de oportunidades. Iniciativas como Murcia Inspira me parece que son muy valiosas porque consigue atraer a colectivos que no se acercan a otros eventos relacionados con la fotografía, seguramente porque les suenan más solemnes y más académicos.

Tal vez falta, hasta donde yo sé, un poco de organización a nivel de base. Que la gente se autogestione, busque lugares alternativos donde mostrar el trabajo, pequeñas publicaciones, iniciativas que necesiten de mas imaginación que dinero. Es una tarea compleja, pero pienso que al final el objetivo de todo creador es que su trabajo conecte con el público y si los canales oficiales o privados ofrecen pocas oportunidades, es el momento del do it yourself.

En Murcia hay iniciativas, me gustaría que hubiera más, pero en el fondo dentro de que uno siempre piensa que debería haber más, probablemente si lo comparamos con otras ciudades del tamaño de Murcia no está la cosa nada mal.

Yo quería hacer una anotación sobre lo que has comentado de las generaciones pasadas y sus dificultades para abrir el camino en el mundo de la fotografía, y es que no creo que fuera más difícil que ahora. Es por una parte muy difícil abrir el camino, posicionar la ciudad en el mundo del arte no fue tarea fácil, pero por otro lado una vez abierto ese camino continuarlo puede ser igual o más complicado…

Efectivamente. Digamos que no era un entorno en el que existiera competencia, y probablemente el hecho de que fueran pocos, también generaría cierto compañerismo entre ellos. Nadie nos entiende, pero por lo menos nosotros nos entendemos. Ahora la fotografía tiene de difícil que compite con muchísimas otras cosas, con la música o con otras ofertas culturales, y no digo que sea una cosa mala, que la competencia tiene que existir, pero si hay mucha oferta ¿por qué debería la gente ir a una exposición de fotografía en vez de a un concierto? ¿O a cenar a un restaurante?

Hay que darle algo distinto, si haces fotos que solo interesan a fotógrafos, pues solo asistirán fotógrafos. Creo que una de las claves puede ser alternar actividades para un público mayoritario con cosas más personales y específicas. El artista ha de contar con libertad total para expresarse, pero la idea de que va a haber un público que va a disfrutar de todos esos proyectos creativos es algo que no debe perderse de vista.

¿Cuáles crees que son las claves para acercar la fotografía al público?

Como la fotografía se estudia en reductos cerrados, digamos que se aprende fotografía alimentándose de ver fotografía, de ver trabajos de los compañeros fotógrafos e intentando impresionar a tus propios compañeros fotógrafos. Es un error, porque la fotografía no habla de la fotografía, la fotografía habla del mundo y habría que relacionarlo con otras disciplinas. Nos falta cercanía, afán didáctico y ganas de explicar que en realidad no somos “tan especiales”. Al fotógrafo, al creador visual, le preocupan cosas parecidas que al resto de las personas. Es sólo que las expresan a través de la fotografía.

Creo que algunas veces los fotógrafos tenemos tan inculcado que nuestras fotos han de ser de tal y cual manera que rechazamos enfoques distintos de una manera un poco cerrada. Ser un purista en fotografía hará que te entiendas muy bien con puristas como tú, pero creo que no va a acercarte a nadie. A veces esto, para colmo, hace que la gente que empieza sienta que no es un mundo al que puede pertenecer. Todo el mundo necesita una visión crítica sobre su trabajo, pero es un terreno muy delicado. Ni las críticas destructivas ni las palmaditas en la espalda creo que sean muy útiles.

En general los oficios artísticos y en concreto la fotografía son actividades solitarias, pero ganan mucho cuando las compartes con otras personas.

¿Puede ser que últimamente se hayan generado movimientos en la ciudad que estén dando un aspecto de unión entre fotógrafos? Se me ocurre el grupo de trabajo Hangar…

Sí, Hangar es una iniciativa que lanzamos de manera alocada. Tiene de bueno y de malo lo difuso que es ya que es una iniciativa diseñada para que sus participantes hicieran de ello lo que quisieran. Hay personas a las que les gusta más que las iniciativas sean más cerradas y más concretas, pero hay otras a la que les gusta formar parte de las cosas desde el principio. Es importante la mirada crítica y la confianza en los compañeros para poder desarrollar el auténtico potencial.

Pasan cosas en la ciudad y me encantaría que pasaran más y que yo no tuviera nada que ver. Por muy abierto de miras que sea uno su perspectiva es muy limitada, seguro que hay gente con un montón de ideas que a mi o a la gente que está a mi alrededor no se nos ocurrirían.

¿De qué fotos hablas cuando hablas de fotografía? ¿Qué te inspira?

Algunas de las confusiones que generan todos los debates en torno a la fotografía es que utilizan la misma palabra para hablar de cosas muy diferentes, porque fotografía es cuando yo estoy en el supermercado y le mando una foto a mi hermana y le digo ¿son estos fideos o estos otros? (ríe); y también cuando quiero expresar cosas que están en lo más profundo de mi alma y es que son cosas totalmente diferentes…

La fotografía que me interesa es esa que tiene un pie en la realidad y otro pie en el mundo interior de la persona que la crea. Hace muchos años John Szarkowski, el responsable de fotografía del MOMA de Nueva York distinguía entre dos clases de fotógrafos. Por un lado; estaban los fotógrafos ventana, que tenían una mirada a la realidad exterior, y, por otro lado; los fotógrafos espejo, que centraban su mirada en un mundo interior. A mí, lo que me interesa fundamentalmente, son esas ventanas que también funcionan como espejos.

Lo que me parece maravilloso de la fotografía es que, con las mismas herramientas, cualquier artefacto tecnológico como puede ser una cámara analógica, digital, móvil, etc. se consigan resultados tan diferentes y que son tan propios de la persona que los hace. Si los usuarios profundizan en su manera de ver el mundo, no solo en su estética sino en sus creencias sobre el mundo, siempre van a conseguir cosas diferentes aún usando la misma herramienta y en un mismo lugar. Esto es muy interesante, es como un vistacito a saber cómo es alguien por dentro.

Sin darnos cuenta la fotografía revela muchas cosas de nosotros mismos y cuando ves muchas de tus fotos juntas es cuando te das cuenta de esa unidad. La fotografía la puedes utilizar para hablar de aquello que no te gusta, para apartarlo de ti. O puedes celebrar las cosas que amas. Puede expresar tus temores, tus anhelos, tus deseos o tus creencias. Que un cacharro en el que aprietas un botón tenga ese potencial para permitirte contar cosas es una maravilla.

¿Qué temáticas te parecen más atractivas a la hora de visionar porfolios? ¿Qué consejos darías a la hora de afrontar un proyecto fotográfico?

Tengo una relación contradictoria con la labor de ser visionador de porfolio. Por un lado, creo que es importante que la gente ponga a prueba sus proyectos y los presente a estos encuentros donde un profesional va a darles una opinión fundamentada. Pero por otro lado son encuentros fugaces donde es complicado conseguir algo que no sea una conexión superficial.

Ser visionador es una posición que me da cierta rabia, entiendo su existencia, pero no sé si conoces los gatekeeper, como lo dicen en inglés y que son como guardianes de la puerta. Los que dicen tú sí y tú no, es subjetivo y muy injusto en el fondo. Es un poder con el que me siento incómodo.

Mi enfoque es sencillo: intento analizar en ese espacio de tiempo tan limitado si el proyecto funciona de la manera que el autor quiere. También intento expresar mi opinión sobre el proyecto y lanzar propuestas para mejorarlo, o refinarlo en su caso. Todo dentro de una subjetividad enorme, por supuesto, pero con un enorme respeto a la labor del fotógrafo.

El otro día estaba viendo un libro que adquirí hace poco, pero que tiene más de 30 años y es de un fotógrafo alemán que hizo fotos en Berlín (Waffenruhe, de Michael Schmidht) un año antes de la caída del muro, y visto ahora ese libro habla muy bien del paisaje emocional que había en Berlín. Yo en ese momento no hubiera sido capaz de verlo, lo entiendo ahora 30 años después. Es por eso que estoy seguro de que hay cosas increíbles que hablan del hoy de una manera súper potente y que no estamos sabiendo ver. Lo entenderemos dentro de mucho tiempo.

¿Es importante tratar temas sociales?

Creo que es importante, pero no sé hasta qué punto es útil como motor de cambio. Tal vez el activismo consigue más resultado ya que todos estamos muy insensibilizados a imágenes muy duras. Considero que el impacto tiene poco recorrido, pero sí que se le podría dar una vuelta de manera creativa, no convertir las cosas en un circo, pero visibilizar problemas de una manera distinta a mostrar a alguien sufriendo creo que puede funcionar.

Definitivamente es importante, pero hay que buscar nuevas maneras de acercarse a esos temas sociales.

¿Animarías a los fotógrafos a que se presentaran a visionados de porfolio?

Los visionados de porfolio en España se pueden considerar de muchas maneras. Una de las maneras es considerar que es como un encuentro profesional, en el que conectar con otros profesionales, les muestras tu trabajo y queda la esperanza de que surja algún tipo de colaboración. Un fotógrafo me contó que él no iba a los visionados con la esperanza de que surgiera ese flechazo, sino para construir una relación con ese visionador, repetía una y otra vez con el mismo.

Es interesante si tienes un trabajo fotográfico en proceso avanzado, considerar la idea de ir a visionados para contrastar si la lectura que tú haces del proyecto es también la lectura que hacen los demás. Es muy útil, porque por mucho que uno cree en torno a su mirada e intereses el objetivo final es lanzarlo al mundo, y la intención es por lo menos que el público llegue a conclusiones o que vean algo parecido a lo que tú ves en las imágenes.

Debe servir para relajarte y pensar que es todo subjetivo, que probablemente la verdad no esté en las diferentes opiniones, si no en un término medio. Yo siempre digo que es como un buffet libre de opiniones y hay que ir con cabeza, si no puedes combinar un plato totalmente intragable… Como truco práctico aconsejo siempre grabar lo que te dicen, porque entre lo que crees que te han dicho y lo que realmente te dicen hay una distancia muy grande.

¿Podrías destacar la obra de un fotógrafo internacional, otro nacional y uno local?

Internacional: Una fotógrafa que realmente me cambió la vida cuando vi su trabajo fue el de la fotógrafa japonesa Rinko Kawauchi. El contexto fue determinante, fue en una de las exposiciones del festival de fotografía PhotoEspaña. En la muestra había tres exposiciones de tres fotógrafos, dos de ellas tenían unas fotos enormes en una sala enorme, y de repente, llegabas a la exposición de Rinko, y al contrario que las otras era una sala muy pequeña y el tamaño de las fotos era de 10×10 aproximadamente, muy pequeñas, tanto que había que acercarse mucho para poder verlas. Despertaba un grado de intimidad y de delicadeza que te hacía mirar el mundo de una forma muy limpia y muy fresca. Me gustó tanto que llamé Rinko a una gata que tuve, amor de verdad.

En el terreno nacional, me encanta el trabajo de Bego Antón, que, por cierto, tuvimos la suerte de tenerla en Murcia en una de las charlas del ciclo Full Frame en el Centro Párraga. Es una fotógrafa que partiendo de un trabajo documental se acerca a grupos humanos o a personas que digamos son peculiares, pero los trata con un inmenso cariño. Siente hermandad con las personas a las que retrata, desde la rareza e incluso siendo ella la rara, destaca lo raros que somos todos. Coleccionistas de mariposas, personas que creen en las hadas en Islandia, temáticas sensibles al humor, pero que ella, a pesar de tener un gran sentido del humor, trata con absoluta delicadeza y respeto.

A nivel local, tengo mucho dónde elegir, pero me interesa mucho el trabajo de Pascual&Vincent. Partiendo de una intención documental se acercan a temas que a ellos les afectan personalmente, pero hablando de otros. Sus trabajos no solo están bien documentados, bien fotografiados y bien construidos, sino que también hay en ellos una delicadeza y un amor que es mucho más la clave del éxito que la capacidad técnica o el trabajo invertido.  Pese a su corta carrera ya llevan dos libros publicados con una editorial extranjera y, aunque sea algo anecdótico, hay muy pocos fotógrafos nacionales que estén en esa situación. Creo que van por muy buen camino y nos van a dar muchas alegrías.

Un poco en la línea del salto a lo nacional desde lo local, y desde lo nacional a lo internacional:  ¿qué crees que se puede hacer, desde la administración pública o privada, para que proyectos de fotógrafos locales de destacado nivel sean vistos no solamente en Murcia, sino que sean conocidos en el extranjero?

Buena pregunta, porque no sé la respuesta (ríe). Los organismos públicos de la Región de Murcia tienen poco alcance fuera de la misma. Entiendo que no somos ni podemos ser el País Vasco o Cataluña, porque son lugares con un mayor poder económico y una identidad cultural muy fuerte en el sentido de que protegen a sus artistas. Hay muchas convocatorias para artistas vascos o catalanes con mucho presupuesto.

Aquí es difícil que suceda, pero esas cosas funcionan. Lo que necesitan los artistas es producir y si lo que se produce es de calidad no se quedará dentro de nuestras fronteras.

Pero, para que los proyectos tengan calidad tienen que tener cierto recorrido, y si ese recorrido no es apoyado…

Salir de Murcia, ir a festivales y a encuentros de fotografía son algunas de las cosas que nos puso en el mapa al colectivo Underphoto con el que actualmente trabajo, también fue así con el colectivo Omnívore, con el que trabajé anteriormente. No hace falta irte a Phototofest a Houston, hay festivales mucho más económicos, y por ello accesibles, en Portugal, Madrid, Valencia, Granada,  o Arlés, en los que podrías encontrar la cercanía, incluso con fotógrafos que consideras estrellas del panorama. Por ejemplo, es posible ir a Arlés y encontrarte a Martin Parr en un bar y hablarle sin problema.

Fotógrafos como Ciuco Gutiérrez, Chema Madoz, Isabel Muñoz o Cristina García Rodero que llevan en la fotografía desde los años 80 y hablan de que su carrera básicamente ha consistido en la insistencia, en seguir cuando muchos abandonaban. Seguramente hubo gente mejor que ellos que se quedaron en el camino, pero ellos resistieron.

Para presentarse a convocatorias hay que poner energía, pero no poner todas las esperanzas en una, si no sale no pasa nada, te presentas a otra. En la mayoría de los casos la ratio de cosas a las que te presentas y en las que te seleccionan es ridículo, pero si no te presentas a todas ellas no te cogerían en ninguna.

Según tu recorrido veo como una vuelta al hogar, comenzaste en Murcia con Gatos de Marte.

En realidad, ya me había ido fuera y volví para montar Gatos de Marte…

Después estuviste moviéndote a nivel nacional y ahora veo centrada tu atención en la Región de Murcia. ¿Crees que hay potencial en la ciudad como para mantener el trabajo a buen ritmo?

Sinceramente no lo sé, pero sí que me doy cuenta de que todas las actividades artísticas son poco sostenibles económicamente. Está muy bien tener ambición y entender cuáles son los límites de la ambición que uno puede llegar a tener.

Desde la editorial Fuegobooks, que fundamos mi hermana y yo hace un tiempo, editamos el libro A place both wonderful and strange,  inspirado en Twin Peaks, en el que participaron autores de diferentes partes del mundo y pretendíamos que tuviese proyección internacional.

Fue muy guay y estoy muy contento con el resultado, pero finalmente te cuestionas, ¿qué sentido tiene hacer un libro con personas con las que voy a coincidir una o ninguna vez en la vida? Hacer cosas con personas a la que puedas poner cara y ojos puede ser más pequeño y a la vez más gratificante y más sostenible.

En principio no voy a dejar de vivir en Murcia así que, más que soñar con lugares lejanos a los que no voy a ir, creo que es mejor intentar mejorar las cosas que hay a mi alrededor. Hay una frase que me gusta: “cuando no sepas que hacer, ayuda a alguien”. El techo siempre va a estar ahí, y tal vez para ascender en esta profesión es bueno irse de Murcia, pero estaría bien que parte del desarrollo se pudiera hacer aquí, me gustaría contribuir por lo menos a que la gente viera fotografías, hablara de fotografías con otras personas, se conocieran entre ellos y crecieran juntos.

Aprender un oficio, estudiar una carrera siempre tiene unos códigos por lo que pasa todo el mundo. Ir a clase, hacer trabajos, aprobar exámenes… pero hay algo que allí nadie nos enseña y es cómo desempeñar estas funciones imprescindibles para sobrevivir al mundo laboral. ¿Cómo crees que podríamos explicarle a una persona no experta cómo posicionarse y desarrollarse en el gremio de la fotografía?

Desarrollar una visión propia, conseguir los propios intereses y hacer de ello algo de lo que vivir es realmente complicado y contradictorio. Hay personas que consiguen un equilibrio, compatibilizan su forma de fotografiar con ciertas necesidades de empresas. Por ejemplo, la fotografía de arquitectura o de interiores. Según mi parecer el fotógrafo que solo se dedica a su fotografía es una especie de hombre orquesta, como los escritores… ¿cuántos escritores viven solo de escribir? Aparte dan clases, dan charlas, escriben columnas en los periódicos, etcétera. En la fotografía lo mismo. Hacer bodas es también una salida posible, no es ningún estigma dedicarse a ello y al mismo tiempo, las bodas son un buen escaparate de la condición humana.

De hecho, los murcianos Marian Calero y Juan de la Cruz Megías, con su trabajo Vivan los novios, estuvieron en PhotoEspaña…

Por supuesto, es un claro ejemplo de fotógrafos que tienen una visión tan marcada y retratan una realidad tan peculiar que transciende. Todos somos hijos de ese trabajo.

¿Qué añadirías a esta ciudad en cuanto a medios para potenciar los proyectos fotográficos de los creadores?

Es una utopía abrir librerías porque siempre cierran, de hecho, recientemente han cerrado Expolibro, que era una librería consolidada, o Colette, pero me encantaría que hubiera un espacio que vendiera libros, que se pudieran plantear exposiciones, digamos que un espacio que pudiera servir de escaparate, pero que fuera de ámbito privado. Si hay algún rico heredero que tenga un bajo, o algo parecido, que nos llame. Habrá gente en esas condiciones, pero no que quiera llevar a cabo ese proyecto,

¿En qué estás ahora? Cuéntanos tus proyectos que los apuntemos…

Seguro que hay cosas que se me escapan, pero ahí va:

Photobookclub: Para los interesados en libros de fotografía está desde el año 2012 el Photobookclub Murcia, que codirijo con Pepe Incha, que es fotógrafo y profesor de fotografía en la Escuela de Arte de Murcia, es un encuentro sencillo y horizontal en el que se comparten los libros de fotografía que hay al alcance. Precisamente se va a dar un paso más y para experimentar le hemos pedido a los participantes que traigan un libro que hayan hecho ellos. Nos parece que es un paso lógico, hemos visto muchos libros y, ¿qué pasa si lo intentamos hacer nosotros?, más que nada por el proceso de aprendizaje que esto conlleva. Las reuniones de Photobookclub son cada dos meses aproximadamente en el Centro Cultural Puertas de Castilla, se puede ver toda la información a través de su Instagram (@photobookclubmurcia) y para asistir no hace falta inscribirse y es gratuito.

Panorama: En colaboración con el Cendeac y el Centro Párraga va a tener lugar la III convocatoria de Panorama, que es una convocatoria que da a conocer el trabajo de 8 fotógrafos murcianos a través de charlas con los autores que muestran sus proyectos públicamente. La convocatoria ya está en la página del Cendeac y las sesiones serán después del verano.

Full Frame: El ciclo Full Frame, ya en su cuarta edición, trae a la ciudad a fotógrafos nacionales de trayectoria consolidada. Tendrá lugar de mayo a noviembre de 2020 y los artistas son: Nicolás Combarro, Miss Beige, Jon Cazenave, Montse Puig y Rubén H. Bermúdez.

Hangar: Es un grupo de trabajo de fotografía contemporánea cuya vocación es unir a la gente que está interesada en la fotografía y todo lo que hay alrededor de ella. El objetivo es que personas que tienen intereses similares se agrupen para crear. Dentro de Hangar hay varios subgrupos. Estos grupos tienen total autonomía para funcionar y van decidiendo, entre sus miembros, sus objetivos y su manera de conseguirlos. Si quieres conocer a gente interesada en la fotografía o crear entre todos algo más grande creo que puedes encontrar tu espacio en Hangar. Entiendo que puede dar miedo acercarse a un sitio nuevo, pero creo que merece la pena.

De momento nos puedes buscar en Instagram (@hangar_murcia) y seguro que pronto encuentras algo interesante que hacer todos juntos.

¿Alguna cosa que se haya quedado en el tintero?

La fotografía es un mundo complicado, pero creo que merece mucho la pena. Ver desde casa tantas ventanas diferentes al mundo y a la mente de otras personas no tiene precio.

Fotos: Fran Bécares.


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