La fotografía de autor tiene un lugar en Murcia – Andrea Glez

SOPOR

El 14 de marzo de 2020 comenzó mi aislamiento voluntario. Hasta entonces cualquier idea que sugiriese una pandemia global en pleno Siglo XXI (época dorada de los avances médicos y tecnológicos), me sonaba a guion de Serie B de los años ochenta.

El 16 de marzo de 2020 comenzó el aislamiento obligatorio en toda España, y con ello, comenzó a rodarse la película de bajo presupuesto.

Como protagonista El Silencio, un silencio que dominó cada calle, esquina y rincón que nos rodeaba. A la par que en la trama avanzaba, entre el público aumentaba una conmoción generalizada, un sentimiento primitivo que crecía a cada minuto a causa del desconocimiento y la incertidumbre que les causaba el posible final del film de terror que estaban viviendo. 

Sopor es un estado mental entre el sueño y la vigilia en el que no se ha perdido la conciencia por completo. Aquella situación en la que se desdibujan los horizontes de la realidad y comenzamos a interactuar con nuestro cuerpo y entorno como nunca antes lo habíamos hecho. Un pequeño universo personal, íntimo e intransferible, cuya trama reside dentro de uno mismo.

Soledad a muestra de condena y luz como atisbo de libertad.

Andrea González Martínez (Albacete, 1996) es Andrea Glez, técnico en fotografía Artística (Escuela de Arte de Murcia) y casi graduada en Diseño Gráfico (Escuela Superior de Diseño de Murcia).

Nació en Albacete, pero vino a Murcia en el año 2016 y lleva atrapada por la luz de la ciudad desde entonces. La fotografía como pieza central en su vida, ha desarrollado pequeños proyectos personales que le han otorgado premios como: Primer Premio en CreArte de Molina (2017 y 2018) o menciones de honor en el CreaMurcia (2019) y Acción de Autor (La Cámara Roja). Destacando su futura participación en la Bienal Internacional de Jóvenes Artistas de San Marino (2021).

Actualmente compagina su trabajo de diseñadora gráfica en Marevents Comunicación Global con la producción de su obra fotográfica personal.

Su trabajo artístico se centra en las relaciones del individuo con el espacio, rodeado de una atmósfera caracterizada por el reflejo de diferentes sentimientos y emociones, triviales a la vez que cotidianos, por los que atraviesan diferentes personas de un mismo entorno. Una colección de momentos solitarios e intimistas, donde predomina las inseguridades que vive cada individuo a lo largo de su vida.