La Revista de Murcia Inspira

“Seguir confiando en nuestra manera de entender la música es lo que nos mantiene todos los días con la llama encendida”

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Lo más importante que consigue la banda murciana Malva con su primer EP, ‘Nos estamos equivocando’, es ganarle la partida a la contradicción, mirar fijamente a los ojos de la paradoja y echarle morro a esa misión que rima tanto con lo imposible llamada (sobre)vivir. Por supuesto que puedes optar por agarrarte al lado medio vacío de aquel vaso que una vez te hipnotízo a la sombra de mil dudas, pero Carlos Segura, Alejandro Sotomayor y Gabri Cortés prefieren subirse a las tablas de la incertidumbre para dinamitar las luces de la estación. Aquí hemos venido a rasgar guitarras, entonar estribillos con forma de diana colectiva, revolcarnos sobre los calendarios y desafiar a la tormenta con paraguas melódicos de hierro, corazón y entusiasmo. Así, ‘Nos estamos equivocando’, debut que acierta desde su magnífico título, opta por no ceder segundo alguno al respiro, arrancando con un trueno (‘Malas formas’) y finalizando al eco de la brisa marina (‘Ultravioleta’). 

Durante el trayecto, Malva regala también postales de brillante pop (‘Todo lo que me juraste’), ecos del rock latinoamericano más reconocible (‘Ártico’) y épica emocional en temas como ‘Las alturas’ o una ‘Gaviotas’ que termina convertida en la cima más inspirada de un disco que transmite la misma esencia de la euforia. Poco importa que el contexto no haya mostrado una mínima comprensión con los tiempos barajados, Malva tienen clara la ruta a seguir, manteniendo en todo momento esa envidiable decisión de esquivar todo tipo de bala, zancadilla o imprevisto con el escudo de sus canciones.  Y no hay incertidumbre que valga cuando se cuenta con un as de semejante valor escondido en la manga. Hablamos con ellos.

Empecemos por el aquí y el ahora. ¿Cómo os enfrentáis a este 2021 recién estrenado? 

La verdad que nos encontramos bastante bien, justo ahora andamos preparando unos “Track by Track” para subir a nuestras redes sociales con motivo del lanzamiento del EP. Nos apetece mucho que la gente se acerque a las canciones desde su más tierno origen. Eso en cuanto a lo más inmediato, luego también tenemos veintipico maquetas nuevas de lo que probablemente será nuestro próximo trabajo y también estamos cerrando fechas para presentar ‘Nos estamos equivocando’. Ya ves, entretenidos (risas).

¿Cuál fue el mayor aprendizaje que sacasteis de un año tan complicado como el 2020?

Sin duda alguna que hay que tener mucha ilusión por esto de la música y que no tiene que primar un mero interés económico. Cada miembro de la banda hemos tenido nuestro aprendizaje personal, claro, pero el grupal también sería tener cada vez más claro lo que queremos hacer y lo que no, tanto en el ámbito musical como en el que nos rodea. Además, creo que tenemos mucho que aprender de todos los trabajadores del sector y de todas las personas que, por desgracia, han perdido absolutamente todo y están luchando incansablemente.

 Nos estamos equivocando apareció finalmente el pasado 18 de diciembre, ¿qué balance hacéis de este inicio de vida del disco?

Ha sido un auténtico placer recibir tanto apoyo y tantos mensajes positivos. Además, pudimos medir en nuestro último show, el cual fue precisamente en casa, que a la peña le han llegado las canciones a un nivel que nunca imaginamos. Gran parte ya las habíamos lanzado como singles, excepto Las alturas, ya que no queríamos lanzarlo en plan recopilatorio, sino ofrecer algo nuevo. Ya te digo, estamos súper contentos y agradecidos, ojalá cada vez se expanda más nuestra música.

Para una banda como vosotros que está todavía dando sus primeros pasos, ¿es más complicado manejar los tiempos? ¿Cómo hacéis para equilibrar la balanza entre la impaciencia más comprensible y la siempre necesaria cabeza fría?

Lo bueno que te da una banda, que más que un conjunto musical es un grupo de colegas de toda la vida, es que cuando uno está más ausente o tirado al final tus amigos siempre están para decirte: “Venga bro, no te preocupes, vamos hacia delante con todo”. Sin duda alguna, eso para nosotros es la suerte de nuestra vida.

Las canciones del EP tienen una efervescencia muy contagiosa, resultando tan refrescantes como efectivas. ¿Permitisteis que la espontaneidad tuviera mucho peso durante las grabaciones o llegasteis al estudio con unas ideas fijas e inamovibles? 

Somos como la Coca-Cola, ¿no? (Risas) Muchas gracias, somos unos tipos con la mente muy abierta. Precisamente odiamos a los ‘poseedores de verdades absolutas’ y es por ello por lo que sería un tanto cínico decirte que cuando llegamos al estudio por cojones tiene que quedarse todo tal como decimos. Para nada, nos gusta la magia del estudio. De hecho, si te paras a escuchar las maquetas y luego ves como queda la canción, generalmente hay una esencia ya en lo preexistente, sí, pero el resultado final es distinto.

“También ando descontrolado, algo irascible y emparanoiado. A veces prefiero irme a dormir. Mis amigos ya andan buscando su primer piso y un futuro cercano y yo agarrado a tu cintura aún sin saber amueblar mis dudas”. Estas líneas pertenecen a Gaviotas, un tema en el que habláis de una manera muy directa al oyente. ¿Se trata de algo que tenéis especialmente en cuenta a la hora de trabajar en las letras de las canciones?

Nos gusta contar las cosas tal como las sentimos, no hay más vuelta de hoja. Te podría decir que esa parte habla de un proceso vital, no sé qué, pero es que realmente es muy evidente el miedo a ver que todo el mundo cambia y tú te sigues sintiendo pequeño porque sigues peleando por lo que todos creen que es una utopía. Creemos profundamente en que los textos deben estar a la altura de la música y deben ir de la mano. Somos muy exigentes y si una letra no la creemos con la suficiente calidad preferimos no continuar la canción. Somos contadores de historias, no nos podemos olvidar de eso, queremos que la gente diga: Joder, esto es lo que me pasa a mí.

En canciones como Ártico y Ultravioleta podemos encontrar sonidos con un mayor calado latino, combinando el sabor característico de bandas como Los Rodríguez con estribillos de pop eléctrico. ¿Hasta qué punto os gusta experimentar con nuevos sonidos? ¿Las próximas aventuras musicales de la banda pueden ir por ese camino? 

Quienes creen que en la música hay que ponerse límites o corazas sinceramente no nos generan mucha admiración. Nos encanta experimentar. La música es un vehículo de expresión maravilloso y nos flipa incorporar cositas más latinas, electrónicas o rockeras porque escuchamos todo tipo de música. Al final, no dejamos de ser tres chavales de 22 años que estamos constantemente devorando música de multitud de estilos diferentes. Las próximas aventuras la verdad que irán por donde las canciones nos pidan. Lo más importante es la canción.

¿Qué importancia tiene para vosotros Las alturas, el último tema que grabasteis para el EP?

Bueno, digamos que fue la novedad cuando se lanzó el disco. Es un tema al que teníamos mucho cariño desde un principio y creímos que era una buena manera de cerrar una etapa. Es una canción que habla de inseguridades transformadas en “voy a echarle dos narices y voy a jugármela”, algo que creo que deberíamos hacer más veces.

En este tema aseguráis que volvéis con más fuerzas que nunca y que vais “sin red por las alturas”. ¿La valentía es un factor esencial a la hora de plantear una vida dedicada a la música?

Quizá sí, es un mundo de altibajos constantes y muchas veces o le echas ilusión y ganas o te quedas en el camino. Todo el mundo que se sube a un escenario a defender lo que escribió desde sus entrañas tiene todo el respeto del mundo.

Una de  vuestras virtudes más destacadas es el directo. ¿Qué tiene el escenario para conseguir haceros sacar esa energía tan aplastante?

Pues que es frenesí puro y duro. No podríamos vivir sin tocar en directo. Además, nuestros shows tienen un alto porcentaje de espontaneidad, es imposible que no nos salgamos del renglón establecido porque cada sitio es distinto. Probablemente esa adrenalina le da ese puntito picante tan estimulante. Nos encanta volvernos locos y que la peña entre un poco en estado de olvidarse de todo y pasarlo de puta madre.

¿Cómo ha evolucionado con el paso del tiempo vuestra manera de enfrentaros al directo?

Cuando éramos más pimpines, es decir 14 o 15 años, no sabíamos tocar una mierda. Bueno, algo sabíamos (risas),  pero a día de hoy creo que sonamos bastante mejor. Las canciones también van por un camino muy concreto y tocar con la banda que llevamos también lo hace todo muy fácil. Disfrutamos muchísimo, pero aún nos queda cantidad por aprender, y eso es lo que más nos atrae. 

¿Qué podemos esperar de la gira de presentación de Nos estamos equivocando planteada para este año?

Vamos a ver cómo evoluciona la cosa, suponemos que será en sitios muy concretos y aforo muy reducido, pero quiero decirle a la peña desde aquí que van a ser noches inolvidables de rocanroles y petardeo. Vamos a sentirnos como si estuviéramos en el Madison Square Garden, no queremos dejar a nadie indiferente.

¿Hasta qué punto consideráis importante la actitud de una banda a la hora de transmitir la esencia de su proyecto musical? 

Es esencial. Gran parte de las cosas que nos han ido sucediendo ha sido por pura actitud. 

A lo largo de vuestra trayectoria habéis contado con el apoyo de figuras ilustres del mundo de la música como Alejo Stivel, Coti, Jorge Ruiz (Maldita Nerea), Fernando Montesinos o Ricardo Ruipérez. ¿Qué sentís cuando recibís este tipo de respuesta por parte de referentes tan destacados? 

Imagínate, toda esta gente han sido y son escuela para nosotros, es un auténtico placer. Al final te hacen ver el precio de estar ahí arriba y el esfuerzo que ello conlleva, son unos tipos fantásticos.

En este sentido, ¿cómo surgió la colaboración con Ruipérez en la estupenda Si amanece? ¿Cómo fue el proceso de trabajo con él?

Llamé a Ricardo para hacer una movida para redes durante el confinamiento y aquella charla fue bastante fructífera porque es un tipo que se interesa absolutamente por todo lo que te está ocurriendo. Desde el primer momento nos dijo que nos quería pasar un tema suyo para trabajarlo con total libertad y, joder, te abre las puertas de par en par. Para nosotros fue un auténtico lujo. Tanto él como Tarque son escuela y referencia directa para nosotros. Fuimos trabajando la canción a través de video reuniones, grabando todo y pasándoselo a Alejandro, que es un crack para estas cosas, y finalmente la masterizó el gran José Nortes.

Más allá de su evidente consecuencia a nivel profesional, ¿de qué forma os ha marcado en el terreno personal vuestro paso por el talent show Factor X en 2018?

Nos hizo ver cómo era la televisión por dentro, saber cómo funciona un show de estas características y lo que supone que millones de personas te vean y automáticamente obtengas una repercusión y un feedback brutal. Nunca hemos renegado de ello, para nosotros fue una buenísima oportunidad para dar a conocer nuestras canciones. También te digo que no creemos que la gente que no entra significa que no tiene talento, ni mucho menos. Aquello fue una buena experiencia, lo pasamos bien, pero Malva siempre fue una banda ante todo y por eso aún tenemos mucho por demostrar.

Hablamos de un modelo de programa que despierta muchos prejuicios y comentarios negativos. ¿Cuál es vuestra visión sobre la polémica que suscitan este tipo de formatos televisivos?

Pues lo que te comentaba, había gente que te juro que hacía unas cosas brutales y no pasaron ni del primer casting, no sé. No soy quién para juzgar, pero no me parecen programas musicales, sino más bien de entretenimiento. Nuestro caso considero que fue algo insólito, te juro que no supimos cómo funcionaba el programa casi hasta el final. Nosotros veníamos de un local de ensayo toda nuestra vida, de tocar en garitos en Murcia y de repente… Ya te digo, súper agradecidos, pero también me encantaría que hubiesen más programas tipo La Hora Musa o lo que fue Musical Express, Aplauso, Tocata o Música Sí. Creo que con un lavado de cara y una buena estrategia en redes podrían funcionar muy bien.

En vuestro tiempo dentro de la industria musical, ¿qué es lo que más os ha sorprendido tanto para bien como para mal?

La rapidez con la que va todo. Salen canciones todos los días, no puedes despistarte ni un segundo, tienes que ir por tu camino pero también siendo consciente de lo que quieres hacer. Quizás si nos hubiésemos dejado guiar por modas estaríamos ya separados. Seguir confiando en nuestra manera de entender la música es lo que nos mantiene todos los días con la llama encendida. Mucha gente que iba a la par nuestra lo han dejado por falta de ilusión, poco compromiso con el proyecto o simplemente porque se veían encorsetados en un estilo que no les emocionaba.

Aunque estáis viviendo al máximo el presente con este vibrante conjunto de canciones, ¿dedicáis tiempo a organizar o reflexionar sobre el futuro? ¿Qué peso real tiene para vosotros como banda?

Constantemente. Nuestras últimas llamadas en el móvil siempre son entre nosotros (risas). Estamos en pleno contacto, no terminamos una cosa y ya estamos pensando en la otra, pero creemos que ahora mismo tiene que ser así. Tenemos mucha creatividad e ideas en nuestra cabeza, es el momento de soltar todo y vivir el presente.

La autoedición ha sido clave en vuestra carrera desde el primer momento. ¿Cuáles son los aspectos más positivos de este modelo de trabajo? 

¿Sinceramente? Que hacemos absolutamente lo que nos da la gana como hemos hecho siempre. Está claro que no tenemos el gran altavoz que pueden tener las multinacionales, pero es lógico. También te digo que no nos quita el sueño. Puede que en el aspecto económico a lo mejor tienes que hacer las cosas de otro modo a menor coste y siendo más creativo, pero para nosotros lo importante es llegar a la gente y poquito a poco lo estamos haciendo. Pico y pala, no hay otra.

¿Qué papel creéis que juega el rock clásico en los sectores más jóvenes de la sociedad? ¿Opináis que está viviendo de hace un tiempo a esta parte bajo la sombra de otros géneros musicales? 

Cuando vas a un garito y te ponen canciones como Carolina, Soldadito Marinero o Mucho Mejor, la peña sigue cantándolas dejándose la garganta. También Princesas, Zapatillas o Física o Química, por ejemplo, son temas atemporales. Yo creo que hay un lugar maravilloso para las canciones y siempre lo habrá. Las modas siempre estuvieron, genial, pues convivamos todos. Creo que vivimos una etapa de explosión brutal en cuanto a géneros, me parece súper sano que una chavala en su cuarto se ponga a Bad Bunny y luego el Paint It Black de los Stones o que un chaval flipe con la música clásica y luego le llame la atención la música de XXXTentacion. Maravilloso, la persona que juzgue eso me parece que se está poniendo fronteras muy tontamente.

¿Qué es lo más importante que aporta cada miembro de la banda al resultado final de vuestras canciones?

Alejandro sus dedos, Gabri su euforia y Carlos su tormenta interior (risas). Bueno, suponemos que cada uno va modelando a su gusto el boceto y al final vamos metiendo brochazos hasta que el cuadro queda resultón.

Cuando uno bucea en los comentarios que despiertan vuestras canciones se encuentra con mensajes de admiración llegados desde lugares como Bolivia, Chile, México o Ecuador, entre muchos otros. ¿Dónde creéis que está la clave que genera la conexión entre vuestra música y este sector del público? 

Es cierto que recibimos cantidad de apoyo de la gente de América Latina. De hecho, el otro día una chica nos pedía si podíamos hacer un grupo de Instagram de la gente que nos seguía allí. Solamente te puedo decir que somos absolutos fanáticos tanto del rock que se hizo y se hace en estos países como del resto de su música y cultura. Soñamos con poder visitarlos alguna vez. Tal gratitud, nivel de cariño y pasión hacia la banda nos tiene absolutamente locos. Siempre nos dijeron que nuestro tipo de música podría funcionar bien allí.

Por último, me gusta especialmente la reivindicación del error que habéis realizado en numerosas ocasiones, incluyendo el propio título de vuestro EP, subrayando la importancia que tiene tropezar en la vida. ¿Qué tiene este concepto, el de la equivocación, que os resulta tan interesante?

Creo que muchas veces, por el hecho de ser jóvenes, se nos considera personas vehementes o que no podemos tener una opinión propia sobre las cosas, lo que significa que no estamos escogiendo el camino correcto. No te digo que en ocasiones no se pueda dar, pero en el caso de que así sea, ¿qué pasa? Tú también tienes derecho a hacerlo, a rectificar, a pedir perdón y a levantarte. Creo que lo de coger algunos trenes y esas cosas son tonterías. ¿No es un tren? Pues será un coche, un taxi o una bicicleta. La vida está llena de oportunidades, victorias, derrotas y errores. Por eso somos personas, porque estamos vivos y, mientras lo estemos, tenemos que tirarnos al barro. Si nos gusta nos quedamos y si no nos limpiamos y a seguir para adelante.  

Fotos: Dani Navarro.


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