La fotografía de autor tiene un lugar en Murcia, vemos el ejemplo en l@s diferentes fotógraf@s que están produciendo obra, exponiendo e incluso publicando fotolibros con sus proyectos, no solo a nivel local sino nacional e incluso con proyección internacional. Desde este rincón voy a transmitir la obra de creador@s, de fotógraf@s documentales que componen proyectos y narran historias a través de sus imágenes.
Sombras
Volviendo a ser
cruces, se cruzan, huid
Nunca dejaremos de serlo ni lo fuimos
Cabizbajos
La marca castiga,
exculpa
Vuelve a llenarse de sangre el papel
El tiempo retrocede
Las agujas se llenan
El límite, el principio
también está dentro
El vacío se desvanece,
se desintegran
se olvidan
se funden con todo
Sólo está en tu mente
Como voces metálicas que
resuenan en la cúpula
se proyectan
se copian
se recrean
Están al otro lado
Tras la cortina de plástico
y siguen sin ser,
Luz.
Texto: Irene de la Fábrica
Joaquín Luna (Murcia, 1992) Reside en Murcia y Madrid. Tras su formación en la Escuela de Arte de Murcia en la modalidad de fotografía, realizó sus prácticas en la Escuela de especialización fotográfica “La Máquina”, ubicada en Madrid. Creador impulsivo de mirada dramática cuya obra la forman imágenes que funcionan como bocetos de su percepción del mundo, un mundo que más que bello o estético, lo quiere presentar profundo. Le interesa la relación inmaterial que se crea entre el ser humano y el universo. Su trabajo ha sido publicado en varios libros como “Metropolis”, “100 pictures, 100 stories” y “Bnw Demand” de 1415 mobile photographers, también en la galería de los Street Photography Award 2018 y los Black and White photography awards 2018 de Lensculture. En 2018 ha sido finalista en las Becas “MAPA” de la escuela Lens y en “La Máquina”. También ha sido seleccionado para PANORAMA1 del Centro de Documentación y Estudios Avanzados sobre Arte Contemporáneo de Murcia (CENDEAC). Ha resultado ganador del CreaMurcia en la categoría de Fotografía, LAB «Laboratorio de Arte Joven» 2018, primer premio EMEA en el concurso de Cbre “Urban photographer of the year 2019” y primer premio en “The Yellow awards 2019” organizado por Too Many Flash en la categoría de fotografía de autor
Otros proyectos
ESTIGMA
Dibujé sus rostros descalzos
alimenté con mis dedos sus bocas
hambrientas de salvación.
La blasfemia se hizo carne.
De sus manos vacías exprimí
la sangre de sus clavos:
sembré sus cuerpos estériles.
Y en las cuencas huecas de sus ojos detuve el tiempo y el color.
Calaveras de polvo y cemento
La cruz colgando en su pecho
Viejas marionetas en calles desiertas
pidiéndome auxilio a oscuras,
sin voz ni aliento.
Ansiedad.
Angustia.
La ciudad que oprime
al hombre que enmudece
Y vive y muere dos veces
a través de mi espejo.
«Estigma» es un conjunto de fotografías tomadas en las eclesiásticas ciudades de Roma y Siena. En este escenario, personajes comunes, casi banales, encuentran una realización que no sería posible de no aparecer en las fotografías. El artista, Joaquín Luna, como demiurgo crea en su obra representaciones vivas, y eternas, de los individuos que nacen y mueren en el papel (en sus calles). Ellos están marcados por él, así como la religión y la fe ciega marca la sociedad. Este proyecto retoma la línea más existencialista de la fotografía, cuestionando la creación misma y los preceptos establecidos en la sociedad occidental. En una doble lectura intrínseca al arte, se representa al fotógrafo como creador de su (micro) cosmos y de los individuos que en él coexisten.
Texto: Irene de la Fábrica.
NADA HA CAMBIADO
«Quiero que sepas que todo sigue igual, excepto yo, yo cambié hace tiempo. He conseguido mostrar mis sentimientos. Aprendí a expresar mi dolor y poder respirar, también he aprendido a sonreír, con lo que a mí me costaba, ¿te acuerdas? Pero realmente nada importante ha cambiado, la funda de la mecedora sigue siendo la misma, el sonido de la radio sigue acompañando mis noches y aún se pierden las palabras entre temblores cuando hablo de ti. Por cierto, también aprendí a escribir».
Pepe era una persona analfabeta que, tras la muerte de su esposa en 2001, basó sus días y noches en intentar leer y aprender a escribir. Necesitaba expresarse, sentirse de alguna forma cerca de ella, contarle que nada había cambiado, que aún existen rincones en la casa donde su olor permanecerá eterno. A día de hoy, ha escrito más de 500 poemas que aún sigue leyendo entre lágrimas.
Pepe tiene 87 años y vive solo, aunque por motivos de salud, muchos son los días que su hija acude a estar con él y atender sus necesidades. Él se niega a ser consciente de esto y quiere que lo dejen solo, quiere estar tranquilo, en sus cosas, con ella.