Empezó a dibujar porque era lo que realmente le gustaba y a lo largo de su carrera vemos su firma en obras tan divertidas como Superabuelas con superpoderes (Amigos de Papel) o La Bruja Pocha (Miau). Actualmente trabaja con una editorial húngara y también ha participado en proyectos sociales; como unos libros ilustrados de teatro científico para colegios, junto a la Fundación Séneca. En unos días verá la luz su nueva obra: un libro en el que hay que ir eligiendo la propia aventura y está pensado para padres y madres. Es una obra muy divertida, con mucha ficción y un auténtico homenaje a los años 80.
Sabemos que no te gusta mucho el orden, y que prefieres romper las normas. Pero para ponernos un poco en situación, si te parece bien, ¡empezamos por el principio! ¿Cuándo te diste cuenta que disfrutabas tanto de dibujar que querías convertirlo en tu profesión?
Vale, ¡voy a intentar explicártelo bien! Yo trabajaba en un estudio de diseño y de ahí comencé a trabajar en un estudio de retoque fotográfico. Era un trabajo que disfrutaba, pero me faltaba algo de creatividad. Así que decidí dedicar las tardes a darle rienda suelta a mi creatividad y me abrí un blog. Fue a partir de ahí cuando empezaron a llegar trabajos y sobre todo cuando comencé a hacer viñetas.
En ese momento, decidí que quería dejarme el retoque fotográfico. Me encantan las viñetas, porque se resume algo mucho más amplio en un solo golpe de vista. Además, tienen varias lecturas y un trasfondo social que me encanta. Al final, mi intención es que la persona que la ve que se sienta identificada y que se ría mucho. Yo he descubierto en las viñetas el punto de unión de todo lo que me gusta hacer: diseño, dibujar, escribir … ¡y el humor!
Actualmente compagino la creación de viñetas con los libros infantiles. Desde que soy madre, pongo mucha más atención en las historias de este tipo de libros y pienso que son todas demasiado tiernas y poco realistas. No todos los libros infantiles tienen que acabar con una moraleja o una enseñanza. Yo apuesto más por el humor y por la vida real, es decir, lo que pasa en el día a día.
¡Los libros son para divertirse!
Tienes la suerte de trabajar en lo que te gusta y disfrutar todos los días (unos más y otros menos, como todo el mundo). ¿Lo valoras?
Claro que sí, lo valoro muchísimo. De hecho, tengo una agenda que todas las semanas me recuerda: ¿qué tienes que agradecer? Y yo siempre respondo lo mismo: ¡trabajar en lo que me gusta! Esta claro que a todos nos gusta el descanso, viajar y las vacaciones, pero a mi me encanta perderme en mi mundo, ponerme mis cascos y darle al coco.
Además, yo vengo de trabajar de camarera y de cajera cuando estaba estudiando. Y hay veces que esa tranquilidad de tener un trabajo fijo sí que se echa de menos. A mi me encanta mi trabajo, pero no disfruto tanto la parte de buscar proyectos. Y hay veces que digo, ¿y si vuelvo a un trabajo estable y me dejo de calentamientos de cabeza? ¡Pero no! A mi me encanta calentarme la cabeza … y mientras pueda seguir haciéndolo voy a ir a por ello.
Por lo que tengo entendido, tu estudio es una habitación de tu casa que mira al mar. Para terminar de imaginarnos cómo creas tus trabajos, ¿nos cuentas cómo puede ser un día a día de Cristina Quiles?
El estudio con la ventana que miraba al mar era en la casa anterior. Ahora nos hemos mudado porque la casa se la comió el mar… ¡justo hasta mi ventana! Entonces nos hemos mudado a otra casa, en la que no veo el mar porque es un bajo pero sí que tengo el puerto delante. Entonces, si salgo a darme un paseo, puedo disfrutar de la brisa marina y de la naturaleza.
En cuanto a mi día a día, ¡te cuento! Me levanto muy temprano, soy un pájaro mañanero, por lo que a las 6:30 de la mañana estoy en pie porque intento dejar todo el tema de los críos preparado (almuerzo, desayunos, vestirlos, etc.). Los niños se levantan a las 8 menos algo y desayunamos juntos. Los llevo al cole y entonces me voy a hacer un poco de deporte. Llego a casa y empiezo a currar hasta que llega la hora de comer. Si tengo un proyecto entre manos, trabajo en él. Si estoy más libre, hago viñetas para compartirlas en redes sociales. Las tardes me gusta dedicarlas a los peques. Así que si tengo mucho trabajo, cuando los acuesto por la noche me toca dibujar un rato más, ¡y yo encantada! Tengo la suerte de poder compaginar la maternidad con el trabajo y me parece una de las cosas más bonitas e importantes. Y, desde luego, uno de los temas pendientes que tenemos que mejorar en este país.
Yo, particularmente, estoy muy de acuerdo con que la inspiración viene donde y cuando menos te lo esperas, ¿en qué se inspiran tus trabajos? ¿Qué piensas antes de ponerte a dibujar?
Desde luego que sí, la inspiración te viene cuando menos te lo esperas y más si eres autónomo y no puedes separar tu vida de tu trabajo. Siempre tienes la mente activa y creo que por eso a veces nos agotamos tanto. Yo me apunto muchas veces en el móvil muchas de las cosas que dicen mis hijos. Ñoñerías aparte, ellos son mi fuente de inspiración. Tienen una lógica que nosotros como adultos no podemos tener, ya que tenemos la creatividad como más aletargada y todo lo que hacemos se parece mucho más. Pero estos dos mocosos están jugando en la alfombra y hacen conexiones que tienen mucha lógica y que tú como adulto las entiendes y además te parecen realmente graciosas. Un ejemplo real: “mira mamá, ¡este dinosaurio esta calvo de cuernos!”. Y es verdad, ¿no? Además, lo dicen con mucha ternura, porque todavía no tienen la maldad de darle vuelta de tuerca a las cosas y son muy inocentes. Es una ternura muy ingenua y muy bonica. Utilizo mucho la forma de ver el mundo que tienen ellos y la forma que tienen de observarnos a los adultos.
No tenemos tele en casa desde hace veinte años, por lo que tengo una libreta en la que cuando no tengo trabajo pendiente suelo dibujar. Cuando tengo que hacer dibujos para algún trabajo, cojo esta libreta y veo si puedo rescatar algún trabajo que sirva y le doy vida. De ahí saco mis viñetas. Eso sí, mis dibujos son muy simples a nivel técnico, ¡tienen que calar en un primer impacto y me divierte hacerlo así!
Dicen que te encanta quejarte, ¡aunque con lo alegre que eres quién lo diría! ¿Crees que es necesario ser un poco «critica» con la vida para ser creativo y hacer cosas distintas?
Me encanta quejarme porque no veo la queja como algo negativo. Eso sí, ¡no me pongas un dramas delante! Porque ya ves tú el drama, estamos todos vivos y sanos. Mis quejas son para desvirtuar el verdadero problema y me gusta quejarme de cosas absurdas. La queja al final se convierte en crítica, esto lleva a una denuncia social y la denuncia social dentro de una viñeta de humor hace que la gente sea más receptiva a la autocrítica. Y al final, quién sabe, igual puede dar lugar a un pequeño cambio. Y muchos pequeños cambios, ¡cambian el mundo!
Yo soy así, no me quejo por negatividad, sino porque me salta una alarma y creo que todos debemos hacer algo para producir pequeños cambios. Mis viñetas sirven para enseñarme a mi misma y, sobre todo, para educar a mis hijos en condiciones.
Además de tener dos críos preciosos, tienes otros tantos más que tienen muchas
páginas y forma de libro. ¿Cuál de tus obras maestras enmarcarías en el mejor de los cuadros y
por qué?
No tengo dudas: La madre que nos parió. Es un libro que supuso un punto de inflexión para comenzar a dibujar como modo de vida. Además, en el dibujo hablo sobre mi familia y disfrute muchísimo trabajando en él. Por suerte, la recepción de la gente siempre ha sido genial. Actualmente existen muchas más viñetas y libros sobre maternidad, pero yo publiqué el libro hace un par de años y no éramos muchos los que hablábamos sobre maternidad y mucho menos de forma abierta y natural.
A todos nos habían vendido la maternidad como algo de color de rosa, las redes sociales estaban en auge y todo era muy bonito y perfecto. Y yo decía, o yo soy la peor madre del mundo o esto no puede ser. Yo tenía mis molestias, mis dolores, mi falta de tiempo y decía … ¿esto solo me pasa a mí? Entonces, cuando comencé con las viñetas me di cuenta de que no, de que había mucha gente igual que yo, pero que yo llevaban en silencio. Entonces cogí fuerza y dije: sí, puede ser que sea la peor madre del mundo, ¡pero no estoy sola y somos una legión! En fin, mal de muchos consuelo de madres.
Y sí, mis dos hijos son preciosos. Y no solo por fuera, también por dentro. Estoy muy contenta de cosas buenas y bonicas que hacen todos los días.
Hemos leído que una vez te diste un golpe muy fuerte en la cabeza, te hicieron un TAC – que lo tienes aún- y que ahí perdiste el filtro que hay entre el cerebro y la lengua. Is this real life??
Jajaja. Sí, es real. Estaba con mi chico hace años por Barcelona y veníamos de fiesta. Todavía no teníamos los críos y nos habíamos bebido alguna bebida espirituosa y él me llevaba a hombros. De repente, se mareó y se le fue el cuerpo hacia un lado … y yo acabé de cabeza en el suelo. Estuve una semana que me dormía por las esquinas y no me acuerdo de mucho más. Desde entonces, fue un antes y un después.
Vamos terminando, ¡no vaya a ser que la inspiración te pille durante la entrevista! Con tu situación de artista que vive de su arte, ¿cómo ves la situación cultural en la Región de Murcia?
Tranquila, ¡ahora tengo que poner una lavadora! Es lo que tiene vivir y trabajar en casa, que vas compaginando ambas cosas. A mi me encantaría irme a vivir a Murcia. Muchas veces salgo por allí y mis salidas culturales son por allí, ¡porque siempre hay cosas! Me parece que Murcia se mueve una barbaridad y está que se sale en todos sus ámbitos. Todas las semanas me llegan notificaciones de 4 o 5 eventos culturales: conciertos, clubs de lectura, exposiciones, etc. Mi objetivo es empezar a informarme de cosas culturales para hacer en familia y llevarme a la familia para allá al completo de vez en cuando. En definitiva, Murcia no para. Y yo tengo corazón de paparajote.
Fotos e ilustraciones cedidas por Cristina Quilez.