Él mismo es un collage entre el director creativo y el artista, moviéndose como pez en el agua entre influencias de todo signo con un rumbo fijo: crear un relato coherente contemporáneo con sello muy personal claramente identificable. Su lenguaje artístico bebe de lo clásico y de las vanguardias. El proceso de elaboración combina la artesanía con las últimas tecnologías. Y el resultado es fruto de un diseñador que esconde tras cada línea un mensaje que busca nuestra interacción. Como ese mensaje que nos llega en una botella lanzada al mar, Rafafans nos reta a mirar este mundo desde la inspiración de otros mundos.
¿Qué línea de puntos separan al director creativo del artista? ¿Cuál es la línea transversal entre ambos?
Supongo que, en el sentido más estricto de la palabra, la línea es mucho más gruesa que en la realidad o en la práctica. Por mi parte, es mucho más difuso ya que siento que mi faceta artística no deja de ser un puente directo a mi faceta más comercial y con la cual se teje mi trabajo. Lo que se tiene que enseñar en una escuela y aprender a lo largo de tu vida es a ser director creativo, es decir, ser creador de tu propia marca personal en todo lo que hagas. Tener una visión 360 grados de todo, porque todo está mucho más conectado de lo que creemos.
¿Cuándo y por qué decides dedicarte a la práctica artística?
Siempre lo he llevado dentro, a pesar de que mi camino en un principio parecía ir dirigido hacia otra dirección… Digamos que coincidió con mi llegada a Madrid donde tomé conciencia de forma más contundente de mi vocación para llevarla a cabo sin las dudas o temores que me acompañaban con anterioridad. Empecé presentándome como diseñador gráfico, aunque siempre había una esencia de collage y de creación digital en mi trabajo.
¿Cuál es tu proceso creativo?
Siempre parte de un anhelo, de una necesidad creativa. Una idea primaria que desarrollo a veces de forma directa pero otras muchas, surge tras un proceso más o menos largo de inspiración que me lleva al escenario que me permita el planteamiento y el desarrollo de la idea, sea la que sea. En muchas ocasiones la inspiración inicial llega con la búsqueda, con la investigación. Desde un libro a una película, por cualquier lado te puede llegar.
¿Qué diferencias encuentras en el proceso creativo del collage manual y el digital? ¿Hasta qué punto la tecnología es una herramienta que suple la pericia manual?
La principal diferencia reside en las posibilidades de materiales que encuentras. Yo uso ambos indistintamente, a veces incluso los combino, digitalizando material físico para transformarlo. El digital te permite jugar con tamaño, con movimiento, con vídeo, etc. Las posibilidades son infinitas. No lo veo solo como procesos diferentes si no complementarios. No son lenguajes que estén tan separados en el fondo.
¿Qué significado tiene el movimiento en tus creaciones?
Me atrae mucho la idea en sí. Es como jugar con más dimensiones y conseguir resultados más líquidos. En el fondo no deja de ser una evolución, un camino nuevo que nunca se sabe a donde te puede llevar y eso me atrae mucho.
¿A tu juicio como artista, qué tendencias, técnicas y soportes se vislumbran a 10 años vista, en el arte y la creación artística? ¿Puede un algoritmo hacer un collage?
Un algoritmo podrá hacer cualquier cosa, si no puede hacerlo ya… Me pone los pelos de punta, la verdad. Hay una parte de mí súper interesada o incluso habitando en el futuro, no dejo de pensar en la simplicidad vestida de complejidad del día a día y de lo que se avecina. Prefiero dejarme sorprender por lo que venga para adaptarme a lo que considere positivo para mi trabajo, no quiero verlo solo como una amenaza o como un apocalipsis. A mí parecer, el futuro tendrá que ver con cómo influyen las redes sociales y la digitalización en nuestra imagen. Se está creando un lenguaje que ya está ahí.
¿Cómo ves la formación artística hoy por hoy? ¿Aún es posible hablar de escuelas, corrientes, etc., o por el contrario, estamos en una época donde cada artista es una figura singular?
Sí que creo que hay movimientos que hoy por hoy son globales, completamente transversales, con orígenes, muchas veces, concretos tanto en espacio como en tiempo. Supongo que estamos saliendo de una era predigital, empezando una nueva con un ritmo tan vertiginoso como difícil de encajar en una corriente concreta. La línea estricta del arte se ha difuminado mucho con el desarrollo de la marca persona y todo el mundo de la comunicación y RRSS que parece generar tendencias más que escuelas en un sentido clásico.
Por tu trayectoria, parece que hay sectores empresariales como la moda, más proclives a dar cabida a la creación artística en su difusión, imagen de marca y campañas. ¿Ves posibilidades de trabajo en otros sectores que se estén abriendo a la creación?
Creo que la moda como expresión creativa se adelanta muchas veces a visiones que se gestan a nivel sociológico. Pero creo que la tendencia general en otros sectores creativos es la misma, una vez más las líneas se difuminan y las colaboraciones son más abiertas e inesperadas.
¿Te interesa el arte contemporáneo? ¿En qué medida te influye?
No sé si me considero contemporáneo, la verdad, supongo que más por la época que me ha tocado vivir, por las herramientas que tengo a mi alcance o por la forma de entender la vida. Pero curiosamente, en el arte muchas veces me siento más cercano a los clásicos si lo pusiéramos en una balanza. Siempre miro atrás. Prefiero inspirarme en el Renacimiento que ir a Arco.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración e influencia? ¿Cuál es la mayor satisfacción que te ha dado el arte?
La satisfacción es diaria, es algo vital. Más bien es una especie de necesidad que diriges como buenamente puedes a lo largo de tu vida. La inspiración llega, sin más. La buscas como puedes porque a veces tienes que agitarla porque no la encuentras en tus lugares recurrentes, es casi un estado de ánimo, un mood vital. Sin lugar a duda, Internet es mi gran aliado, pero lo cotidiano e incluso lo costumbrista, con todo su surrealismo incluido, es lo más estimulante.
¿Dónde podemos ver tu trabajo actualmente?
Pues acabo de actualizar mi web, después de años sin hacerlo con mucho material nuevo y por supuesto en mi Instagram (@rafafans).
Háblanos de tus próximos proyectos artísticos. ¿Algún proyecto pendiente que te gustaría realizar?
Muchísimos, de verdad, muchos. Quiero investigar formatos, materiales, espacios… y como siempre dejarme llevar con lo que venga. Y por otro lado me ronda mucho la idea de volver a montar una marca pensada en algo más objetual en sentido más amplio de la palabra. Desde bisutería, hasta objeto para casa. Trabajar más en el 3D.
Tras haber vivido en 2 continentes ¿dónde habita Murcia en ti?
Mi visión de la vida es internacional, aunque culturalmente pertenezca a un lugar concreto. Mi etapa en Perú surge en plena crisis. Ser autónomo en este país. Drama continuo, desesperarte. Frente a esto, decido irme a Perú con unos amigos, aprovechando que allí el tema sobre patrimonio lo tienen muy poco desarrollado. Fue un país por el que me sentí abrazado, ayudado y que me dio un lugar en el mundo. Estuve casi 5 años, pero después de ese tiempo sentí que echaba de menos muchas cosas de Madrid.
Nací en Cartagena donde pasé mi infancia y adolescencia, donde vuelvo muy a menudo a visitar a mi familia. Eso lo convierte en lugar especial, donde a veces me siento muy ajeno, pero que está lleno de recuerdos y de espacios familiares que me reconfortan.
Fotos: R.B.
Collages: Rafafans.