Teatro Strappato es una compañía nómada de actores-artesanos que crea sus obras entre Murcia (España), Berlín (Alemania) y Treviso (Italia) para llevarlas al resto del mundo y que, como todos actualmente, anda recluido en algún lugar de la geografía murciana.
¿Qué es Teatro Strapatto?
Teatro Strappato es el Nuevo Teatro Antiguo, un género artesano de espectáculos “hechos a mano”, en los que los diferentes oficios se ponen al servicio de un único arte: el Teatro.
Al igual que ante un espejo, no más que una placa de vidrio y plata, un hombre puede asistir a la ilusión de ver reflejada su imagen, en el teatro, a través del misterio que esconde el telón, el público puede asistir a la magia de ver reflejadas sus ideas, opiniones, intenciones… lo que durante muchos siglos se consideró la experiencia de ir a teatro.
Nos enorgullece considerar nuestro teatro artesano, desde este punto de vista, muy rico. Los medios de nuestro teatro son la Máscara y la Música.
El uso de la máscara ha fascinado al ser humano desde la antigüedad, ello se debe a un fenómeno tanto extraño cuanto inesperado: cuando se desnuda a una persona se ve tan solo el cuerpo, cuando se le pone una máscara se le ve el alma. Por este motivo son objetos sagrados en casi todas las culturas y lo son también en nuestro teatro, en el que los personajes salen a escena con el cuerpo cubierto y el alma desnuda.
¿Cómo comienza vuestra andadura y qué ha ocurrido hasta ahora?
Nos conocimos – Cecilia Scrittore (Italia) y Vene Vieitez (Venezuela) – trabajando en una compañía especializada en Commedia dell’Arte en Italia en la que pudimos explorar a fondo la técnica del teatro de máscaras. En el año 2011 decidimos independizarnos y formar nuestra propia compañía.
Coincidiendo con esa decisión, recibimos una propuesta por parte del departamento de viento metal del Conservatorio de Cartagena, para crear una obra que relacionase los personajes de la Commedia dell’Arte con cada uno de los instrumentos de esta familia. Fue entonces cuando decidimos mudarnos a España e iniciar desde aquí nuestra aventura.
Hemos hecho muchas cosas, teniendo la suerte de crear, entre otros muchos proyectos, obras como Una historia Insignificante, Paso a Paso, Scarlet Dream, El baúl de los bufones o Cabaret 1500, un viaje en el teatro desde Plauto hasta nuestros días que hicimos para varias localidades de la provincia de Venecia .
También la de colaborar con centros bilingües de educación infantil en Berlín con la producción El Castillo de Arena donde investigamos un lenguaje teatral-musical que acercaba a los niños el mundo del teatro, potenciando la imaginación. Tras el éxito de este proyecto lo propusimos también en Italia y España, donde fue acogido con gran entusiasmo.
Teatro Strappato trabaja desde hace años en dos campos de investigación paralelos; por un lado realiza investigaciones de temáticas sociales y crea espectáculos que consiguen reflejar dichas problemáticas con un lenguaje contemporáneo e innovador; por otro lado trabaja en los lenguajes teatrales históricos que se servían tanto de la máscara como de los personajes arquetipo. Ambos campos de investigación se retroalimentan.
El trabajo de investigación sobre la creación y el uso de vuestras inconfundibles máscaras hace de vuestra compañía uno de los grupos de gran innovación en el panorama teatral contemporáneo. Sois también el punto de encuentro de las muchas experiencias teatrales de vuestros miembros y colaboradores en los diferentes rincones del mundo. ¿En qué punto estáis de vuestra carrera?
Es siempre difícil comprender las cosas cuando nos están ocurriendo. Quizás dentro de dos años veremos con nitidez en qué punto estábamos hoy. Lo que sí podemos decir es que estamos completamente inmersos en un nuevo proyecto, lo que en nuestro caso significa pasar del taller de creación de máscaras a los ensayos y grabaciones con músicos, de reuniones con costureras a videoconferencias con compañeros y programadores de varios países para coordinar las próximas giras.
Uno de vuestros grandes éxitos recientes es BETÚN. ¿De dónde parte la idea y qué podéis contarnos de ese proyecto tan interesante?
El año 2016 empezó con un viaje de investigación que la compañía realizó por Bolivia, afrontando el tema de los niños de la calle y las circunstancias sociales que hacen de América Latina uno de los principales focos de infancia abandonada a nivel mundial.
Durante un mes los miembros de la compañía viajamos por el país realizando entrevistas, recopilación de información y un taller de teatro con chicos que habían vivido en la calle. Este material llegó a la sala de ensayo de Teatro Strappato y se transformó, en los meses posteriores al viaje, en BETÚN “4 sueños y 5 realidades de una vida de calle”, un espectáculo mudo que se estrenó en julio del 2016 en el festival de Avignon Le Off (Francia).
Cien millones de niños viven en las calles de nuestro mundo de los cuales cuarenta viven en América Latina. Betún es ese rostro incómodo que nos mira a los ojos y resulta el espejo mágico que nos muestra la peor cara de nuestra especie, Betún es cien millones de niños invisibles pero con una cara, la otra cara de nuestra humanidad.
¿Por qué la Commedia dell’Arte?
La Commedia dell’Arte es más que un género un capítulo fascinante en la historia del Teatro, lleno de mitos y magia. En nuestro caso fue precisamente uno de sus característicos objetos mágicos el que nos atrajo: la máscara. A través de ella hemos descubierto un mundo que a día de hoy consideramos primordial para el trabajo del actor, el uso del cuerpo como verdadera herramienta de expresión.
¿Preferís algún público en particular?
Cada público espera de ti como actor una cosa diferente, pero cada público te regala una energía y una forma de vivir tu trabajo completamente distinta. El público varía mucho según el país y la edad y hay una sola cosa en la que todos son iguales y es que a su manera cada uno de esos públicos es maravilloso.
¿De los festivales a los que asistís habitualmente hay alguno que os llame especialmente la atención?
Los festivales son siempre una fiesta en la que compartimos y disfrutamos de nuestro oficio, no sólo con el público sino también con los colegas, lo que los convierte en grandes ocasiones para crecer, aprender y mejorar. De entre todos los festivales en los que participamos, el más agotador y a la vez enriquecedor es el Festival de Avignon en Francia, uno de los más grandes del mundo, que cada julio reúne a compañías provenientes de todo el planeta para interpretar unas 1500 obras todos los días durante un mes. Es una experiencia única!
Tenéis vuestra base de operaciones en Sierra Espuña. ¿Cuál es vuestra relación con Murcia?
Para empezar fue el sitio en el que nació la primera producción de Teatro Strappato. Por otro lado tenemos familiares y muy buenos amigos que viven acá. En Sierra Espuña se encuentra nuestro refugio, esas cuatro paredes a las que nos referimos cuando, viajando por el mundo, decimos casa, el taller donde nacen nuestras máscaras, el espacio de ensayo donde nacen nuestras historias, el jardín donde nacen nuestras olivas… Sierra Espuña es para nosotros una tierra fértil que nutre nuestras raíces.
¿Qué os gusta especialmente de nuestra tierra?
Murcia es uno de los secretos mejor guardados de España y quizás de Europa. Con los años nos hemos ido enamorando de este sitio y decir que es sobre todo por el clima, la geografía, su gente o sus comidas es insuficiente… para nosotros se ha convertido en un hogar en el sentido más alto del término.
¿Hacia dónde camináis? ¿Cuáles son vuestros objetivos futuros, cuando todo esto pase?
En estos momentos de inesperada calma aprovechamos para adelantar al máximo nuestra nueva producción, Triboulet, que se estrenará en noviembre del 2020 en Berlín. Aunque parezca que falta mucho tiempo, el camino que lleva al nacimiento de una nueva obra está compuesto de muchos pasos que han de ser andados.
¿Creéis que algo de esto que está ocurriendo – crisis del coronavirus – cambiará ciertos paradigmas?
Depende. Esto que está ocurriendo, este período de cuarentena nos está regalando algo que en nuestras vidas normalmente resulta muy escaso, nos está regalando silencio. Y cuando tenemos silencio podemos hacer dos cosas: la primera es coger una cacerola, un cucharón y acabar con él. La segunda es escucharlo. Y es en este caso en el que llegamos a oír ecos profundos, que nos hacen ver las cosas de otra forma, que nos hacen estar en el mundo de otro modo. Tras estas visiones nunca nada puede volver a ser como antes. Tras unos años podremos ver si hemos o no aprovechado este regalo.
Fotos cedidas por la compañía.