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Murcia Inspira - “Mi sueño era tener un huerto, una autocaravana unas gallinitas y una cabra. Y sólo he conseguido la mitad

¿Cómo apareces en Murcia? ¿Por qué?

Llego a Murcia después de vivir ocho años en Londres con una falta de luz enorme. Muy buen trabajo, en la University College of London y en The Bartlett School of Arquitecture. Pero fatal en muchos otros aspectos. Por ejemplo, esa falta de Sol directo. En Londres no llueve mucho pero hay mucha falta de radiación solar. Y me afectó muchísimo. A partir de la votación del Brexit me deprimí muchísimo y sentí tanta pena que empecé a ver que en Londres hacía malo, cosa que antes no veía. Me parecía una ciudad fantástica, comparada con Paris, en donde también había vivido. Tiene muchas ventajas pero a través del Brexit también descubrí que no era lo que necesitaba.

Aquí en Murcia tengo muchísimos amigos, muchos amigos fantásticos. Así que, decidí venirme para acá combinando cuestiones afectivas con cuestiones de radiación. Mi sueño era tener un huerto, unas gallinitas y una cabra.  Una autocaravana en un huerto por ahí perdido. Y sólo he conseguido la mitad. Tengo tres gallinas, una autocaravana, un huerto prestado y no tengo cabra (ríe).

Murcia es una ciudad que me ha permitido desarrollarme en muchos aspectos. Vivo en Puente Tocinos. Es una ciudad muy barata en la que se vive muy muy bien. La filmoteca es estupenda. La comida es fantástica, mis amigos siguen siendo maravillosos y hay muchas oportunidades de desarrollo laboral en mi campo que no tiene mucho que ver con lo que yo estaba llevando a cabo antes, el mundo académico. Sino que tiene más que ver con el desarrollo de las personas a través de la creatividad.

¿Qué tiene el bordado y la cerámica que te apasiona por encima de otras disciplinas?

El bordado, la cerámica, hacer peinetas, coser, tejer… cualquier cosa que se haga con las manos implica abandonar un poquito el cerebro, el funcionamiento vulgar del cerebro que es pensar y pasa a concentrarse en una actividad muy repetitiva que, al mismo tiempo, también te libera de pensar en ti mismo, en tus problemas y tus tonterías del primer mundo. A través de ese ejercicio de relajación sobre ti mismo llegas a una recreación muy fantástica. Tengo una paciencia ilimitada, me encanta hacer cosas muy elaboradas, también porque reflejan, o intento, la personalidad de la persona que lo va a usar, que a veces no la conoces todavía. Cómo va a vivir, qué va a pensar cuando lleve eso o cuando lo toque, cuando lo vea.  Creo que todas esas emociones, toda esa fantasía, ese cariño aplicado a esa pieza queda ahí. Es un remanente, un pensamiento maravilloso que tú has forjado a través del trabajo continuado y elaborado sobre la pieza. Y al final, cuando tu obtienes un objeto no es solamente un objeto. También hay algo especial que, evidentemente, son todas esas cosas que yo he pensado, todo ese cariño.

¿Trabajas asiduamente con colaboradores que te demandan talleres, piezas, etc?

La verdad es que tengo como dos maneras de trabajar. Como siempre estoy intentando hacer cosas diferentes porque me gusta mucho aprender técnicas, experimentar, etc, pues siempre hay una parte, digamos, de avanzadilla. Yo hago algo, generalmente lo cuelgo en internet y si a la gente le gusta vienen encargos. Entonces, digamos que es una manera de autopatrocinarme mis propios sueños. (ríe) Esa forma de trabajar me permite no estar creando cosas a lo tonto. Y objetos que nadie quiere. Entonces, casi el noventa por ciento de las cosas que hago son de encargo. Luego colaboro con algunas instituciones, con algunos amigos, sobre todo, que me mandan actividades a desarrollar en sus espacios. En Madrid estuve haciéndolo durante muchísimo tiempo y lo sigo haciendo en la Sala de Máquinas. Y en Murcia he empezado a colaborar en la Terraza del Arqueológico. Y en ella desarrollo talleres de cerámica y de bordado. Los de cerámica los hago con completa autonomía y los de bordado junto a Lady Dilema.  

Murcia Inspira - “Mi sueño era tener un huerto, una autocaravana unas gallinitas y una cabra. Y sólo he conseguido la mitad

¿Cómo has llevado el lapsus vírico?

La primera semana la llevé bastante mal, supongo que por una cuestión de shock, teniendo que habituarme a una realidad diferente. Yo soy muy de estar donde vivo, en el huerto y todo eso. Pero también me encanta estar con amigos, comer muy bien, me encanta comerme marineras y hacer remo, ir a la filmoteca y todas esas actividades que hago normalmente. Entonces, la primera impresión fue paralizante.

La segunda semana fue una semana de calma y de mucha concentración en mi trabajo. Y luego ya llegué como a un punto medio (ríe) en el que no trabajaba tanto, no me concentraba tanto, no hacía cosas demasiado demandantes, intelectualmente hablando, y me dedicaba mucho al huerto. También porque era un momento ideal, la primavera. Tengo tres gallinas adorables que me hacen muy feliz y bueno, lo he llevado bastante bien. También hubo una parte  de absoluta fascinación por el canto de los pájaros, por la falta de ruidos, por la falta de coches, contaminación. Por la falta de incendios agrícolas a los que aquí en Murcia la gente es adicta, que lo único que hacen es contaminar y crear un ambiente pestilente todos los días en cualquier sitio de la huerta.

Ha habido momentos absolutamente fascinantes. Veía tres patos volar todos los días sobre mi huerto. He descubierto todo tipo de animales, todo tipo de nidos y todo tipo de habitáculos. Entonces ha habido una especie de vuelta a la naturaleza y de concentrarnos en otras cosas que escapan de la vida cotidiana, de las prisas y de las tonterías, a través de las cuales vivimos y con las cuales vivimos. Y no se, estuve bastante fascinado con esta nueva etapa del mundo y me entristece pensar que todo sigue siendo igual cuando ha acabado, pero espero que hayamos aprendido, al menos, una pequeña lección ecológica.

¿Tienes miedo a algo después de todo esto?

Tengo miedo a dos realidades. A que nos convirtamos en personas un poquito más frías, que nos de miedo tocarnos y estar cerca, cosa que me aterra. Luego también me da un poco de miedo que la normalidad esté volviendo a ser la que era, tal como la conocemos: en el consumo, en la forma de producción, en las formas de desarrollarnos. Pero también tengo la esperanza de haber aprendido un poquito de todo esto. La mayor parte de la población ha tenido la oportunidad de aprender otras formas de vivir, menos consumistas y puede traernos cosas muy buenas.

Bueno, a pesar de que yo vivo de vender pero no vivo de vender en masa. Y no vivo de vender cosas que considero tonterías. Vivo de vender cosas que producen felicidad. Y que son útiles al mismo tiempo. Pienso que ha sido una situación buena y mala. Sólo espero que aprendamos.

¿Qué creadores de Murcia admiras?

En Murcia tengo muchos amigos que son creadores, que son diseñadores y que son, absolutamente, fantásticos. Por el mundo de la cerámica, Ana Abellán, me parece una ceramista absolutamente sublime. Hay una chica que no conozco físicamente pero si conozco su trabajo, vive en Cartagena, que se llama Asterisque, que he conocido a través de Instagram  y es magia pura, de lenguaje visual y de texturas, absolutamente increíble. Luego en el mundo gráfico, tengo mogollón de diseñadores espectaculares en mente. Me encanta todo lo que hace Sublima, como agencia de comunicación, me encanta también La Fernanda, que es una chica que desarrolla unas gráficas divertidas y empáticas sobre el mundo de la mujer, el placer… Me encantan también Cartonlab, son amigos míos y claro, qué voy a decir, que me fascinan. Carolina Gambín y su proyecto de vida también me maravilla. Arquitectos de renombre como Lejárraga, Manuel Clavel, tenemos a Antonio Abellán, se me va a olvidar mogollón de gente. Espiral que me fascina lo que hacen. Hay como muchísimos talentos. 

¿Cuáles de cualquier otro lugar?

Hay muchísima gente que me interesa. Clay Colective con el que estuve trabajando durante un año – el noventa por ciento de las que forman parte del colectivo se formaron en la Hackney City Farm de Londres como ceramistas amateur y luego montaron el colectivo – y todas son absolutamente genias, gente absolutamente gloriosa. Y en el mundo de la arquitectura y el diseño tengo mucha gente que me fascina y unos de ellos son Space Popular, magia pura.

¿Te interesa la política?

Sufro muchísimo con la situación política actual. Pero también intento tener una visión de mi trabajo en la que puedo a ayudar a concienciar sobre ciertos aspectos. Y siempre que puedo lo vinculo.

Tengo bastantes series relativas al sexo, a la libertad sexual, a la aceptación, etc, etc. Tengo una colección de collares que se llama Forever Love en la que hay gente abrazada o haciendo el amor. Y son personas que pueden ser mujeres, pueden ser hombres, puede ser cualquiera o todos juntos. Incluso hay series en las que pueden ser transexuales en transiciones diferentes. Unos que han transicionado por completo, otros que no han transicionado físicamente pero si que han hecho la transición. De manera que intento concienciar a la gente que amar es lo que importa y para nada importan las concepciones de género convencionales.

Luego también tengo una serie que se llama Amor Elástico que nació a raíz de una ley que sacaron en Rusia para intentar prohibir cualquier tipo de muestra de homosexualidad, que es una norma absolutamente homófoba, evidentemente de odio, que enmarca una política de retroceso de libertades y que nosotros, los homosexuales, lesbianas y transexuales somos totalmente conscientes de que pretenden que nuestros actos los realicemos a escondidas. Así que a partir de esa noticia sobre unos asesinatos en Chechenia vinculados a estas leyes retrógradas saqué una colección de esculturas en las que un ex-amante mío trapecista maravilloso y yo, protagonizábamos posturas completamente fascinantes que no conocía que se podían realizar y que tienen como vocación didáctica todo lo contrario a lo que el gobierno ruso intentaba realizar, para mostrar nuestro derecho a ser libres, a ser personas con todos los derechos como cualquier otra pero también a comunicarnos como nos de la gana.

Murcia Inspira - “Mi sueño era tener un huerto, una autocaravana unas gallinitas y una cabra. Y sólo he conseguido la mitad

¿Cómo es tu relación con el medioambiente?

Bueno, por ejemplo tengo una serie de piezas vinculadas con la ecología. Unas son jarrones, otras son otro tipo de elementos que están hechos en porcelana con hojas que recojo  en los diferentes momentos del año.  De manera que a lo largo de los años que he realizado estas piezas ha ido cambiando el tipo de hojas, primero por las estaciones y después por los países en los que las he cogido.  Intento hacer consciente a la gente de la belleza de ese pequeño acontecimiento que es una hoja que nace en un momento con unas condiciones y, digamos, no va a nacer nunca más.

Intento realmente economizar al mundo basura (ríe) construida y materializada, intentando realizar sólo cosas que tienen usos. Usos bastante básicos y usos muy reales. Que además de ser útiles para esas funciones también son útiles para aumentar la felicidad de la gente. O eso pienso yo.

¿Qué te hace feliz?

Me hace feliz el deporte. Me hace feliz estar sano. Y comer muy bien me hace muy feliz, tanto en gusto como en calidad. No como nunca comida basura, no tomo nunca cualquier cosa que toque el kétchup. (ríe) Por supuestísimo mis amigos, soy muy gregario, compartir tiempo con ellos.

No puedo ser feliz, es completamente imposible, si lo que hago no me hace feliz. Y por ello ahora me he centrado en este reciclaje profesional, empezando como arquitecto, luego como profesional de universidades, etc, hasta llegar al mundo de la manualidad prácticamente, de la artesanía, creando cosas que a través de la belleza transmita un mensaje de optimismo y de recreación del mundo que tenemos, de intentar mejorarlo. Y también de aspectos sociales que nos ayudan a potenciar nuestra identidad individual.


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