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Ves a Andrea Levy en su directo dominguero, aconsejando cultura, con tu camiseta de Kafka. ¿Cuál es el primer pensamiento que te pasó por la cabeza?

Pues me pilló de viaje y comiéndome una madalena de chocolate. Si te soy sincera, no he visto el vídeo. Solo sé que estaba desayunando en una terraza y que el Instagram empezó a echarme humo y que vendí muchas camisetas esa mañana. Andrea fue muy generosa teniendo ese gesto, a ver si se la pone más veces.

Cuando creas Amancia Hortera, ¿piensas que va a llegar un día en el que saldrás en las noticias como “una de las marcas españolas que lo va a petar”?

Cuando creo Amancia Hortera iba en un metro camino a Callao. Es que de hecho, creo que empezó por ti, David, que me dijiste que querías una camiseta que yo había diseñado y pensé… ¿Y si las vendo? Así que supongo que tengo que darte las gracias (pero no pienso darte un duro por la idea, que en esto del triunfar todo se basa en el robar). Me están pasando cosas increíbles gracias a Amancia Hortera. Me da pena que uno se acostumbre tan rápido a todo lo positivo que le llega y que se naturalice y asuma como contingente, porque me cuentas hace un año todo lo que me está pasando y te mando a la López Ibor.

Pero además de tu faceta de influencer de la moda, eres traductora y editora. Y estudiaste Filología inglesa. ¿Cómo se consiguen hacer tantos quiebros a la vida y seguir con salud mental?

Jajaja, editora de mesa, David. Que por encima de mí tengo a editores muy buenos y que saben muchísimo más que yo, que me dedico a arreglar los textos a nivel más microscópico. Pero, mira, como mi plan es montar una editorial algún día, pues llámame editora, claro que sí. Lo de la salud mental, amigo… Fíjate que mi salud mental andaba regulera hasta que empecé a hacer todas estas cosas a la vez. Tengo que tener la mente ocupada, si no los pensamientos me comen. Overthinking is my cardio, que digo yo. Para los que somos así, trabajar es la verdadera salud mental.

¿Por qué la revolución va a ser ortotipográfica?

Porque cada vez más la gente hace lo que le viene en gana con la ortografía. No me refiero a que la gente escribe cada vez peor (discutible), sino que conociendo la norma, hacen con ella lo que les viene en gana. Mis compañeras correctoras y yo tenemos una batalla contra las mayúsculas y las cursivas. ¿Qué aportan esas cosas? Si es que las cursivas pueden llegar a ser hasta clasistas y condescendientes. Las palabras mal dichas, los localismos, se ponen en cursiva. ¿Por qué? ¿Para que el lector cultivado pueda localizarlos bien y señalar el error? Anda ya. Que les den a las cursivas. Y los que en 2021 siguen poniendo pizza y rock en cursiva… En fin. Mejor me callo.

Me fascina, y lo sabes, David Foster Wallace. Igual que a ti. ¿Qué tipo de obra crees que sacaría DFW de la pandemia? ¿Otra ‘broma infinita’ en cuanto a tristeza y distopía?

Si DFW estuviera vivo y viera este percal, se volvería a colgar. ¿Sabes con qué creo que habría flipado? Con los stories de la novia de Kiko Matamoros. Esos en los que salía a su lado, velándolo en la cama del hospital, él sedado y ella sacando morritos y con filtros a tope. Esa sinceridad irónica que se gasta en esos perfiles lo habría fascinado. Qué pena habernos perdido todos esos ensayos sobre las redes sociales.

Creo que aún no le he perdonado que se suicidase. ¿Y tú?

De verdad que creo que este mundo le habría hecho mucho daño. O se habría vuelto un cuñao de Twitter. Se fue en el momento justo para convertirse en una leyenda. Fíjate que hace poco salió gente cancelándolo y diciendo que era un maltratador, porque Mary Karr contó que le gritaba y le tiraba sillas a la cabeza. Sí, a ver; muy bien de la cabeza no estaba, quizá por eso se lo encontraron haciendo de lámpara en su garaje.

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Ahora hay mucha ‘literatura realista’ en España, que intenta emular (salvando las distancias) la prosa de DFW. ¿Cómo ves la literatura patria en estos momentos?

Leo muy poco patrio porque no leo mucha ficción, pero justo me acabo de terminar El niño que comía lana, de Cristina Sánchez-Andrade y me ha parecido un disparate de bueno. ¿Cómo puede haber gente que escriba así? ¿Y cómo puede ser que no le hayan puesto su nombre a un aeropuerto? Si escribe así gente de nuestro país que tampoco es una celebridad, imagino que los célebres serán ya la hostia, ¿no? Ah, no; que eso no funciona así…

En España no se lee, o se lee muy poco. Y lo que se lee, suele estar aupado por los Popes editoriales. ¿Cuál crees que debe ser la tabla a la que se tienen que asir las editoriales pequeñas?

A ofrecer productos de excelentísima calidad. A dar literatura. A mimar sus publicaciones. A publicar cosas que les apasionen a pesar de saber que probablemente sean una ruina. Y, las que yo conozco, lo hacen. ¡Por cierto! Parece ser que en España se leía poco, porque esta Navidad me dijeron que en la Casa del Libro vendieron hasta el decorado. Aunque bueno, de ahí a que se lean los libros hay un trecho.

Libros del KO y Círculo de Tiza. Casi nada. Y, sobre todo, sin padrino, lo que hace la empresa aún más heroica.

Jajaja. Bueno, he tenido mucho morro y mucha suerte. Es verdad que tiene mérito que esté donde esté sin haberle hecho favores a nadie (benditos eufemismos)… ¡a lo mejor sería ya la nueva Silvia Sesé de haberlo hecho!

Me gusta esa apuesta firme de los del KO por un periodismo reposado, en el que el escritor no solo escribe bien, sino que además es voz de la experiencia, sabe perfectamente de lo que habla porque lleva toda su vida dedicado a eso que está escribiendo.

Exacto, no es que pongan a Fulano a hacer un reportaje largo de algo que no pilota del todo pero, bueno, escribe bien. Es que para Fulano ese reportaje largo es su tema. Y esto se confirma en cada título del KO que coges. Es verdad que llama la atención que estén tan bien escritos, pero fíjate que el ingrediente común es la pasión y la experiencia en el tema que se trata.

María encontró a Madrid. Madrid encontró a María. Ha sido como en una película romántica. ¿Qué te ha dado que no tenías en Murcia? Seguro que una de las cosas es vivir cerca del Bernabéu.

Pues libertad. Madurez. Consciencia de mi individualidad. Ganas de trabajar. Una convivencia tranquilísima con mi pareja, lo que ofrece el contexto perfecto para que todo lo anterior sea posible. Y vivir a cinco minutos del Bernabéu, eso también.

Yo soy, cada vez, menos madridista. No sé qué me pasa.

Yo siento que la pandemia lo ha despojado de parte de su romanticismo. Los estadios sin público, la sensación de temporada de transición que se prolonga más y más… Ya no es lo mismo. Y siento decir esto en voz alta, pero con la marcha de Cristiano una parte de nosotros murió un poquito. Qué felices fuimos, David.

Antes de la pandemia, ¿te estabas moviendo por los círculos literarios de Madrid? ¿Crees que la literatura es un mundo endogámico?

Puf, es lo que más echo de menos. Y cuánto me dolió la cancelación de la Feria del Libro, que es donde se cuece todo lo bueno. He conocido a un montón de gente a la que admiraba gracias a las editoriales con las que trabajo. O gracias al maravilloso embrujo del alcohol, porque una noche conocí a cierto escritor que no debe ser nombrado y al día siguiente estaba cenando con él e intentando dejar claro que aquello una cita no era. Respecto a lo de la endogamia: muy enfadada te digo que sí, que hay un grupúsculo que se da cera entre ellos y se hacen favores y se nota de lejos y me dan una pereza tremenda. Luego, más calmada, te digo que también hay personas más normales que son generosísimas y que pasan de todo ese rollo. Esos, siempre en mi equipo.

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Sin padrino no se llega a publicar en una editorial de las grandes. ¿Es correcta esta afirmación?

Mmmm. Lógicamente te tienen que conocer, pero también creo que conseguir un padrino es mucho más fácil que antes. Twitter, las redes sociales, hacen posible que se generen lazos entre personas sin necesidad de que alguna vez se hayan conocido en persona, y todo se agiliza. De hecho, se caza a mucha gente por las redes sociales, lo que es hermosamente democrático. No es que sea yo madrina de nada, pero tengo amigos muy cercanos a los que no he visto en mi vida, o gente a la que sigo, que me encanta cómo escriben, y he avisado a editoriales en las que creo que pueden encajar para que les echen un ojillo. En la literatura hay amiguismo (como en todas partes, sí), pero también hay apreciación por el talento seas quien seas.

Tu gusanillo por escribir y publicar un relato, un poemario o una novela dónde está. Porque no me creo que no lo tengas.

Jajajaja. ¡Yo no sé escribir, no tengo nada que contar! Cuando me preguntan qué tal estoy y digo que bien, que feliz, sabe a poco, no tengo dramas; para escribir tendría que tener dramas en mi entorno y no soy capaz de localizarlos. Tampoco tengo una buena relación con el sentimentalismo y creo que la buena literatura parte de eso, pero bien gestionado y dosificado. Solo se me da bien escribir para reírme de algo. Y eso no vende.

Año 2030. Decides montar una editorial que va a petarlo. ¿Qué autores buscarías? ¿Cómo definirías tu proyecto?

Puf, lo tengo clarísimo. Y ojalá antes de 2030. Me encantaría descubrir voces anónimas. A gente de Twitter que se ve a la legua que tienen muchísimo talento. Me gusta la ironía, el cinismo, el espíritu crítico, un poquito de ternura. No me interesan tanto las tramas como el estilo. Lo que más me llama la atención es el cómo, cómo se cuentan las historias. Publicaría cosas que me pusieran los pelitos de la nuca de punta. Como eslogan creo que funcionaría.

Recomiéndanos tres libros para pasar este 2021

Voy a barrer para casa. Recomiendo Feria, de Ana Iris Simón. La Juan Soto Ivars de 1,50 (lo dice ella, no yo). Lo que decía antes: humor, espíritu crítico, análisis social, su puntito de ternura. Está funcionando muy bien y no me extraña, porque la chavala sabe bien lo que se hace y da gusto escuchar una voz tan lúcida entre tanto discurso a gritos. También recomendaría el Diario de Jules Renard, que me ha fascinado. Cinismo, humor, ironía y la Francia de principios del siglo XX. A los franceses se lo perdono todo solo por haberle dado una patria a Renard. Y, por último, Carpas para la Wehrmacht, de Ota Pavel. Un periodista checo que enloqueció cubriendo las Olimpiadas de Innsbruck y escribió este libro en el manicomio, en el que cuenta anécdotas de su vida. Lo quiero muchísimo.

¿Cómo ha afectado la COVID19 al mundo editorial? (desde tu experiencia personal).

En marzo, abril y mayo hubo una incertidumbre brutal y mucho miedo. Bueno, lo que vivimos todos, pero en el plano editorial, al tener todas las publicaciones programadas, se desbarató todo. Hubo que mover títulos, arriesgar con las salidas, la cancelación de la Feria fue un problemón… pero fíjate que al final en algunas editoriales este ha sido el mejor año que han tenido. ¡Un año de pandemia mundial! Te digo que se está leyendo más que nunca…

Llegarán las novelas de pandemia (de hecho, ya están aquí). Me da la impresión de que va a ser un nuevo género en sí mismo. Habrá novela negra, romántica, histórica y pandémica.

Yo el problema que veo es que, como seguimos en pandemia, ¿a quién le interesa hacer literatura de algo que tienes al salir a la puerta de tu casa? A mí no me llama nada. Quizá dentro de cinco años recuerde todo esto con nostalgia, porque todo ha empeorado aún más, y me apetezca leerme un libro sobre la pandemia. Pero ahora me resulta cero llamativo.

Todos los amantes de los libros hemos tenido uno, en nuestra infancia o adolescencia, que ha hecho ese click en nuestra cabeza, que nos ha atado para toda la vida a la literatura. ¿Cuál o cuáles han sido los tuyos?

No te sabría decir, de pequeña leía pero más bien porque era lo que hacían las niñas listas. De hecho, tuve una época en la que pensé que ni me gustaba leer y que era todo una farsa. Más que un libro, fue una persona la que me ató a la literatura, y aquel fue un regalo tremendo. Ahora, cada vez que un libro me engancha y lo devoro, respiro aliviada: «ah, pues sí. Sí que te gusta leer». Te diría que La metamorfosis, porque me hizo conectar sin hacer yo ningún esfuerzo con ese sentimiento de desamparo y alienación tan devastador. Qué librazo.

Volvemos a Amancia. ¿Te ha llegado ya algún burofax del señor Ortega?

Pues tú te ríes, pero el CEO de Inditex conoce a la Amancia. Ojalá me hubiese presentado como Amancia Hortera y no como Holasoymaríalacorrectora. Trenes que pasan y que jamás volverán.

Siempre dices que son prendas que tú te pondrías, eso lo hace especial. Imagino que empezaste por satisfacción personal, pero la cosa va creciendo. ¿Cuál es el futuro de la Amancia?

Pues hay días que pienso que es prometedor y otros pienso que quién me mandaría. También es un problema que esta no sea mi principal fuente de ingresos. Eso no significa que no le dedique tiempo, esfuerzo y dinero, pero sí es verdad que lo tengo como un hobby. Me gustaría mucho poder dar trabajo a gente de mi entorno y crear una pequeña empresita en la que poder ir delegando obligaciones, porque a día de hoy soy yo la que lo hace todo y es bastante cansado. Mi idea de cara al futuro es esa.

El mundo influencer es muy importante para vender y ser visto en Instagram. ¿Cómo ha sido el contacto con ese mundo?

Pues paso bastante de los influencers con mayúsculas. Es que no sabría decirte qué cara tiene María Pombo, ni sé qué hace con su vida ni estoy dispuesta a mantener ese mercado. Prefiero acercarme a una persona con cinco mil seguidores que es maja, comulga con mi estilo, le hace ilusión que le envíe algo y me promociona de corazón que con una influencer tipo Dulceida que no sabe ni quién soy ni le importa y encima me va a cobrar un pastizal por sacarme una camiseta. Ya me escribió la representante de una hace tiempo y me pidió 500€ por que una pava que no se ni quién era se pusiera una camiseta mía. A día de hoy, no me arrepiento de haberla mandado a la mierda.

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¿Cuál es tu prenda favorita? La que nunca quitarás del catálogo.

El diseño que más trabajo me llevó, del que estoy más orgullosa, es la Bernimiseta, la camiseta de fan de Bernini. Pero es difícil decir una favorita; lo que sí te puedo decir es cuál es la que peor me cae: la de Viajen y lean. Me pasé de cursi y cada día la miro con peores ojos. Yo creo que esa va fuera pronto.

¿Qué persona te haría mucha ilusión que llevara un Amancia?

La reina Letizia. Sobre todo porque sé que es fan de Kafka y sería un pelotazo.

Fotos cedidas por la entrevistada.


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