Murcia tiene la suerte de contar con un laberinto subterráneo que nutre de agua la huerta que rodea las urbes. Y digo suerte porque esta maraña de acequias, interconectadas, naturales, que solo usan la fuerza de la gravedad como automatismo, lleva 800 años funcionando. Y es algo que debemos poner en valor. El estudio Santa-Cruz Arquitectos ha creado un taller llamado ‘Raíces de Regadío’, con el que quieren visibilizar una parte de nuestro pasado, presente y futuro, que ahora más que nunca, debemos preservar. Una obra faraónica, bajo nuestros pies, que debería estudiarse en los colegios, porque como dijo Félix Guattari en ‘Las Tres Ecologías’, somos el resultado de nuestra interacción con el entorno.
Los integrantes del estudio Santa-Cruz Arquitectos, y creadores de este proyecto, creen que “el territorio sobre el que vivimos es la base de nuestro desarrollo. Nuestra capacidad para conocer el entorno, respetarlo e interactuar adecuadamente con él condiciona por completo el resultado de nuestras vidas”. Cerrad los ojos por un momento, y concentraos para tener el suelo sobre vuestras cabezas. Ahora, abridlos, y pensad en una conexión de acequias como si fuera la red de metro de una ciudad como Madrid, con sus diferentes líneas vertebrándose, fundiéndose y yendo a parar tan lejos como la vista nos permite apreciar. Un tesoro en nuestra tierra, bajo nuestros pies, que permite conectar con la naturaleza.
“Raíces de Regadío nació dentro del proyecto ‘Barrios con Arte’, una iniciativa vecinal preciosa promovida por vecinos, comerciantes y asociaciones, que tiene como objetivo la mejora de nuestros barrios Belen-Vistalegre-La Flota y de la cual formamos parte. Durante su desarrollo nos surgió la necesidad de saber cual era la identidad común de estos barrios, aquello que nos unía, e investigando sobre ello observamos que la identidad común tiene mucho que ver con el origen y con el territorio sobre el que desarrollamos nuestra vida, un origen en cierto modo negado y obviado, pero que sigue estando ahí. Nos dimos cuenta de la importancia de conocer tu historia y tu territorio, para poder valorar lo que tienes y lo que eres, así como para poder sentirte unido al lugar de donde provienes”, explican desde el estudio.
Para no perder este patrimonio y que caiga en el olvido, el estudio de Arquitectura murciano ha creado un taller que quiere poner en valor este sistema de riego como unificador del binomio territorial huerta-ciudad. El taller cuenta con con dos actividades: una llamada Canal Mapping, orientada a transmitir los valores históricos, ambientales, geográficos y toponímicos del sistema de regadío de la Huerta de Murcia; y la Impresora de Acequias, que permite la visualización sobre el terreno (calles, parques y jardines) de este sistema de abastecimiento, mediante su trazado físico con un artilugio diseñado y fabricado expresamente para ello. Así, los más pequeños pueden concienciarse de la historia de la ciudad, de cómo la huerta que conocimos ha ido nutriéndose durante más de 800 años de un sistema de supervivencia adelantado a su tiempo. “Pusimos especial cuidado en el diseño de los artefactos, generando una imagen atractiva y contemporánea mediante el diseño y fabricación con herramientas digitales, para que sirviera de reclamo para los más jóvenes, con de ahí sus geometrías, materiales y colores. Por otra parte, vimos fundamental también otros aspectos como la interacción con los mismos mediante la utilización de sistemas digitales, para ello utilizamos cartografías basadas en SIG (sistemas de información cartográfica) como un mapa que hemos elaborado a partir de un estudio del IMIDA, con la red de riego, accesible mediante códigos QR y visualizado en GoogleMaps en los smartphones, permitiendo que los participantes interactuasen en la actividad y geolocalizaran de manera precisa el tramo a visualizar en el taller”, cuentan los arquitectos.
Este tesoro cuenta con tantas ramificaciones, que llega desde La Contraparada casi hasta Orihuela. “Este sistema tan ingenioso permite desplazar el agua hasta 27 km donde termina el sistema en el limite de la Comunidad Valenciana utilizando solo la fuerza de la gravedad, permitió convertir el valle del Segura, que en su origen era una zona pantanosa, en una tierra fértil productiva que llega hasta nuestros días, por ello el sistema de riego es fundamental para entender la ciudad de Murcia, sus pedanías y su paisaje. Además de la gran importancia técnica, histórica y etnográfica que posee el sistema de riego y sus elementos vinculados (molinos, ceñas, norias, acueductos, partidores, etc..) posee un gran interés por toda la biodiversidad asociada a su tipología de cauce abierto, permitiendo generar unos canales con vegetación de ribera (olmos, chopos, tarays, cañizo) que son refugios para gran cantidad de fauna, tanto aves, peces, anfibios, pequeños mamíferos, insectos; así como la riqueza ambiental y paisajistica que genera en toda la huerta”, aseguran.
Y es que ‘Raíces de Regadío’ pretende que el futuro de nuestra huerta vaya de la mano del futuro de nuestros pequeños, poniendo el acento en la importancia de respetar y cuidar nuestro territorio, algo de lo que adolece la educación actual en colegios e institutos. Pero también sin olvidar a los mayores, a los vecinos de la ciudad. El horizonte que el cambio climático pone frente a nuestros ojos crea la necesidad de hacer de nuestra ciudad un lugar mejor, de unir fuerzas que compartan el deseo de cuidar nuestro entorno. “Desde nuestro punto de vista urge concienciar a las nuevas generaciones de este valioso legado para poder protegerlo. Es difícil que la gente cuide algo que ni siquiera es consciente del valor que tiene. En los colegios no existe prácticamente ningún temario en el que los murcianos aprendan sobre la historia y el valor de su territorio, lo que nos hace únicos, y eso genera cierta desidia hacia nuestro entorno por la sensación de que no tenemos nada especialmente valioso que preservar, cuando en realidad no es así”, comentan desde Santa-Cruz Arquitectos.
Por ello, es perentorio que administraciones, asociaciones y ciudadanos se unan para poner en valor el orgullo de nuestra tierra, para salvarla y que, las futuras generaciones, puedan disfrutar de la huerta más rica de Europa. «Desde Santa-Cruz Arquitectos estamos desarrollando diversos proyectos, algunos de ellos en colaboración con otros profesionales, que intentan mejorar y poner en valor aspectos de la huerta. Desde la recuperación del patrimonio hidráulico y paisajístico, como es el caso del Molino de la Polvora; pasando por el desarrollo y acondicionamiento de rutas que permitan disfrutar y activar el paisaje desde el ocio, el deporte y el patrimonio, generando unas herramientas que equipan dichas rutas y rincones encontrados, informándolos y poniéndolos en valor».
Fotos cedidas por Santa-Cruz Arquitectos.