Esta Región late en sus letras, se refleja en las historias que hombres y mujeres de nuestra tierra han creado para que perduren hasta el fin de los tiempos. La literatura abre las mentes y nos hace libres, nos quita cadenas. Esta es una selección libre de cinco obras de escritores murcianos que han traspasado nuestras fronteras, mostrando que el ingenio y la imaginación, aderezada con el talento, no tiene límites. Que la disfrutéis.
El dolor de los demás – Miguel Ángel Hernández (Anagrama)
Un día de Nochebuena, en el que todo debería ser alegría, tu mejor amigo asesina a sangre fría a su hermana y luego se suicida. Sería un argumento perfecto para un guion de ficción si no fuese porque esto es lo que vivió en primera persona Miguel Ángel Hernández. En esta obra que estremece y duele a partes iguales, el escritor murciano vuelve a ese recuerdo, ahonda en él e intenta cerrar viejas heridas. Es un viaje en el que se responden algunas de las preguntas que el autor necesitaba responder, pero también una vuelta en círculo a aquellas cosas que nunca tendrán un significado. Viajar en el tiempo es siempre alterar el pasado, y en cada recuerdo revivido encontramos cosas que no querríamos haber encontrado. Una obra honesta, a pecho descubierto. Otro ejemplo de que MAHN está lleno de aquello que ahora se llama “verdad”.
La edad media – Leonardo Cano (Candaya)
Una vida en tres actos, partido en el tiempo y en los que los sueños de la infancia son las tristezas de la madurez. En la primera novela de Leonardo Cano, aclamada por la crítica y el público, la derrota es el eje sobre el que pivotan las historias. Esa derrota que toma una importancia casi evangélica en la historia, está magistralmente estructurada en las tres partes en las que vive la novela: la infancia, la madurez trabajando como funcionario de justicia, y una conversación de amor digital en la que las palabras sustituyen a los gestos. Una novela intergeneracional en la que verse reflejado, en las malas decisiones y en los pequeños errores que, a través del efecto mariposa, consiguen girar el destino en ciento ochenta grados.
Alma – Javier Moreno (Lengua de Trapo)
Javier Moreno cuenta con una voz tan especial que es imposible no caer prendido en cada una de sus obras. La inteligencia se suma a la originalidad, en una receta en la que el argumento, quizás, toma una importancia menor. Aquí, la estructura y la atmósfera lo es todo. Como dice el autor en la contraportada, “Esto no es un libro. Esto, como se anuncia desde el mismo título, es un alma. Pero un alma, no se equivoquen, no es nada del otro mundo. Es un conglomerado de imágenes y palabras, datos reproducibles a disposición de cualquiera”. En la novela, la intimidad ya no existe, o ha virado en otra cosa que no sabemos bien qué es. Alma es casi un poemario, y ahí reside su valor, en que cada frase es un cuadro pintado con sentido de obra individual.
El mar en las cenizas – José Alcaráz (Ediciones Rialp)
Con esta obra, José Alcaráz ganó el Accésit del Premio Adonáis por su «voluntad metapoética, llevada a cabo con un uso austero y contenido del lenguaje, que deja espacio a destellos imaginativos y enfoques inquietantes». En una época en la que las estanterías de las librerías están llenas de poemarios de gente famosa, con imágenes manidas, es momento de volver a aquellos autores que gustan de crear sus obras como si fueran ebanistas, sin prisas, incidiendo en cada una de las letras porque son importantes para el todo. No hace falta crear el mejor verso, sino el que más te golpeé en las costillas. Alcaráz lo consigue mostrando a tientas el escote de su intimidad, pero sin retorcer el lenguaje. Y para muestra, unos versos: “la inactitud del árbol quiero / la calidez de los errores”.
Las Alegres – Ginés Sánchez (Tusquets)
No quería irme de este artículo sin una novedad, porque como he dicho anteriormente, la literatura en Murcia sigue latiendo, con más salud que nunca. “Un adolescente que monta guardia por las noches mientras espera que vuelva el asesino de su madre. Dos niños obsesionados con el porno que llevan a cabo un acto innombrable. Una adolescente que se venda los pechos para no llamar la atención de los hombres. Una mujer que se queda ciega cuando su marido le arroja lejía en la cara”. Así presenta Ginés Sánchez su nueva novela, y no podría ser más rabiosamente actual. La literatura debe mojarse, no ser equidistante, y en Las Alegres vamos a encontrar ese componente reivindicativo y comprometido que, a veces, solemos echar de menos en los escritores buenistas del panorama nacional.